Por fin apareció el equipo. Seguramente el cambio de entrenador influyó porque Liniers tuvo la claridad y determinación que le había faltado en muchas ocasiones en una actuación convincente frente a un digno rival que por primera vez sufre tantos goles.
En
un campo de juego excelente el fútbol tenía que aparecer, y los primeros minutos
alcanzaron gran intensidad por la propuesta de ambos equipos. En ese panorama
Liniers siempre se mostró más profundo. A los 19 desbordó Dimotta y su centro
cerrado fue conectado a la red por Filiosi. El Celeste muy vertical, soltando
los laterales y potenciando al máximo virtudes en ofensiva. Tanto Filiosi como
Sallabarry tuvieron a muy mal traer a sus marcadores. El local intentó con el
manejo de Smarra y su aproximación más clara fue a los 28 con un tiro de
Nicolás López que se fue cerca del poste izquierdo. Sobre el cierre un tiro
libre lejano de Olivetti que aparecía sin consecuencias derivó en el empate
ante una desafortunada acción de Díaz Peyrous.
Liniers
mantuvo su predominio en el complemento. Dos remates de Sallaberry arrimaron
riesgo, uno cerca del horizontal, otro controlado por el arquero Albano. La
presión celeste no tardó en reflejarse en el marcador. A los 11 tras un remate
de Palacio y una serie de rebotes, apareció Méndez de media vuelta para
desnivelar. Poco después llegó un anticipo de Víctor López tras un tiro libre de
Sallaberry para convertir el tercero. Liniers no se conformó con la ventaja y a
pura contundencia desbordó por todos los sectores al Gallego, que a pesar de
sus buenas intenciones no tuvo contención. Sobre la media hora llegó el justo
premio para la figura de la cancha, Sallaberry, que con remate rasante decoró
el resultado. Al final Kirzner tuvo también su oportunidad pero salvó magistralmente
Albano.
La
Topadora resolvió con solvencia un partido que en los papeles no era simple. El
equipo tuvo orden y firmeza atrás, intenso en el medio y fue implacable arriba.
Varios jugadores que venían actuando levantaron su nivel, otros que no eran de
la partida demostraron que tenían que estar.
Un
triunfo que era indispensable para seguir albergando posibilidades de ganar el
Clausura. Un debut muy auspicioso de César Monasterio que comenzó a plasmar su
impronta.
Liniers
vuelve a ilusionarse a lo grande.
Víctor Marinelli
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