En la agonía Liniers festejó el triunfo en un partido con diferentes condimentos. Un campo de juego de dimensiones reducidas, con un terreno parejo, verde, pero duro, a ello se sumó la suspensión del partido durante 15 minutos por descompensación de un espectador y finalmente el festejo loco con el cabezazo de Kirzner.
De
entrada los argumentos se hicieron visibles. Muñiz firme atrás, cortando
conexiones en el medio y apostando adelante a alguna aislada pelota detenida.
Liniers tratando de asumir el protagonismo, pero no pudiendo por el extremado despliegue
del local. El Rayo rojo tuvo la primer acción clara en un cabezazo de Verdún
que se fue muy cerca del horizontal. Recién sobre los 22 pudo llegar el Celeste
con un zurdazo de Gridel que desvió el arquero Romano. Las subidas de Dimotta
complicaban al local. En una acción de contra Sallaberry tuvo el gol pero en
gran volada Romano lo impidió. El partido se hizo cortado, jugado más por el
aire que por el piso. Sobre la hora tras un córner para el local volvió a ganar
de cabeza Verdún, pero esta vez encontró las manos firmes y seguras de Díaz
Peyrous.
En
el complemento las diferencias se hicieron más marcadas. Muñiz sintió el
desgaste y resignó posibilidades ofensivas por defender el resultado. Liniers a
pesar de su necesidad de triunfo tuvo paciencia y ése fue su gran mérito. Los
espacios se achicaron en función de las reducidas dimensiones del campo y la
acumulación de jugadores locales, que no escatimaron en cortar con infracción
cada intento celeste. A pesar del esfuerzo las oportunidades de gol no
aparecieron. Una aislada tuvo Sallaberry a los 16 tras un inesperado error del
arquero, pero a pesar de rematar con el arco desguarnecido la pelota se perdió
junto al palo izquierdo. Los desbordes de Dimotta no tuvieron consecuencias y
el tiempo comenzó a ser un enemigo más. Llegó la interrupción de un cuarto de
hora por indisposición de un espectador. Y tras la reanudación Liniers ejerció
una presión irresistible acorralando a su rival hasta que llegó la pelota
detenida de Gridel, que de zurda asistió a Kirzner que con impecable cabezazo
desató el grito contenido. Faltaban 3 minutos, sin contar los 4 posteriores de
adición. Un triunfo muy festejado frente a un duro adversario.
La
llegada de César Monasterio indudablemente cambió el panorama. El equipo sumó 3
victorias consecutivas, y si bien en las últimas no tuvo la brillantez deseada,
se logró solidez defensiva, un orden en el campo de juego y la efectividad
necesaria para aprovechar las situaciones favorables.
Vendrán
ahora 3 partidos consecutivos en el Juan Antonio Arias, y la oportunidad
definitiva de instalarse en la pelea grande por el Clausura, dependiendo de si
mismo para ganar el mismo.
Víctor Marinelli
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