Liniers se jugaba mucho, y el técnico Fabián Cabello también. El triunfo se hacía imprescindible, pero nuevamente el equipo no estuvo a la altura. Con angustia pudo salvar un punto, pero fue insuficiente. Luego de concluido el encuentro el entrenador fue cesado por la Comisión Directiva.
El inicio fue el soñado para los rosarinos. Al minuto
Heiz de cabeza abría el marcador. El nerviosismo se apoderó de los jugadores
celestes. Los errores se multiplicaron y la sensación térmica del partido era
que si Argentino se lo proponía hasta podía golear. Pero no fue así, a pesar
que tuvo dos opciones muy claras en los pies de García Vera y Albetti, cara a
cara con Díaz Peyrous, que en ambas respondió con solvencia. Liniers a base de
empuje pero muy desordenado trató de equiparar. La primer jugada de riesgo fue
a los 38 con un remate de Kirzner bien controlado por el arquero visitante.
Sobre el final un cabezazo de Víctor López dio en el horizontal. Los minutos
finales fueron un anuncio de lo que vendría después.
Para el complemento el técnico Cabello quemó las
naves, puso 3 delanteros, sumado a Méndez que siguió en cancha fueron 4 en
total. Partió el equipo que quedó sin medio campo. Sin ideas, a puro centro,
pero con mucho amor propio Liniers buscó el empate. Argentino de a poco fue
perdiendo peso, no se animó a más y demoró en refrescar el equipo. Un cabezazo
de Mariño dio en el travesaño, luego un remate largo de Dimotta fue desviado
por el arquero. Las apariciones de Filiosi fueron cada vez más gravitantes por
ambas bandas. Méndez remató por arriba una buena ocasión. Grosso lo tuvo luego
de una serie de rebotes y una gran apilada de Filiosi terminó con un envío por
arriba de Cermesoni cuando se aclamaba el tanto. Argentino con corto vuelo en
función atacante, apenas tuvo alguna llegada aislada sin consecuencias. A pesar
del esfuerzo y de haber acorralado al rival, la derrota parecía inexorable.
Pero llegó un imprevisto error de Filippini, que le dejó la pelota servida a Méndez
que sin problemas liberó el grito contenido. Luego Amud de cabeza casi hace
enmudecer al estadio, pero una vez más Díaz Peyrous evitó el apremio.
A pesar de la igualdad, el panorama no cambió de lo
visto frente a Cambaceres. Un equipo acelerado, nervioso y sin rumbo, con mucha
voluntad, pero impreciso, sin ideas ni claridad. La situación se hizo irreversible.
Fabián Cabello, a pesar de haber trabajado mucho, no le encontró la vuelta. Liniers
exige más de lo producido.
Asumió César Monasterio, de buenos antecedentes en
Laferrere muy cerca de llegar a la B. Un esfuerzo necesario para pelear el
ascenso.
Frente a Centro Español comenzará entonces una nueva
etapa llena de renovadas esperanzas, que esperemos lleve a Liniers a lograr el
ansiado objetivo.
Víctor Marinelli
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