Dura caída de Liniers. Se esperaba más del equipo que nunca dio la sensación de solidez, jugó apurado, nervioso, malhumorado, y con la voluntad no le alcanzó frente a un rival ms consistente que festejó sobre la hora.
Gran
intensidad en el arranque, Liniers mostró flaquezas a la hora de salir jugando
desde atrás. Entre Ybares y Garcِía se perdieron el primero de la visita
impedido por la atenta intervención de Díaz Peyrous. En la réplica un córner cerrado
de Filiosi, paralelo a la línea del arco, no pudo se empujado a la red por dos
jugadores celestes que entraban. El partido por momentos se hizo de ida y
vuelta, pero siempre Cambaceres dejando la sensación de estar mejor parado. Los
desbordes de Mariño por derecha parecieron ser la única carta peligrosa de
Liniers, pero en el medio carecía de presencia. La visita a través de Leonel
García ganaba por su sector y complicaba con sus centros. A los 38 una nueva
intervención de Díaz Peyrous evitó la conquista ante un remate de Ferrario que
se desvió en un defensor.
No
cambió demasiado el panorama en el complemento. El ingreso de Exequiel Ortíz
aportó más dinámica al ataque celeste. A los 11 el arquero visitante se extremó
ante un remate del delantero. Liniers buscó más con el aporte de Grosso que
levantó su nivel, pero careció de profundidad. Cambaceres inquietó a los 13 en
que otra vez Díaz Peyrous evitó la conquista ante Berterretche, cuando antes
fue Ybares el que no pudo conectar. Torancio de media distancia volvió a exigir
al arquero celeste. El ingreso de Sallaberry pareció mejorar las posibilidades,
y La Topadora fue al frente en busca del triunfo. Con dificultades, imprecisión
y falta de claridad, pero con empuje. Los minutos corrían y el empate parecía
ser el destino del partido, pero el final ocurrió lo inesperado. Ya con 2
minutos de descuento llegó un cabezazo de Cermesoni devuelto por el palo
derecho de Volpicello, y en la réplica, con Liniers, retrocediendo mal, llegó desde
la izquierda el centro de Ferrario y el cabezazo en soledad de Rosas Quintero
para poner el 1 a 0 definitivo. La inexorable ley del ex.
Liniers
lo pudo ganar y se quedó con las manos vacías y lleno de bronca. Pero el equipo
no estuvo a la altura de las expectativas. Era una final y la presión pareció
jugarle en contra. Ahora habrá que volver a remar de atrás, en un torneo que no
da revancha y en el que ya no hay margen para el error.
Víctor Marinelli
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