Todavía resulta muy difícil de digerir, pero Liniers desperdició las 3 chances de ascenso que disponía y deberá seguir jugando en la última categoría del fútbol argentino. A la hora del balance salen a la luz una serie de errores de parte del entrenador que resultaron decisivos en la frustración final.
El partido frente a Atlas era la última oportunidad y como las dos anteriores se la dejó escapar. Fue un encuentro chato en medio de un calor insoportable. Los dos equipos jugaron a no perder, tratando de evitar errores y apostando a la fricción antes que al juego asociado. En ese contexto Liniers intentó más. Atlas estableció férrea marca sobre Galeano, el jugador más influyente en el celeste. Servetto fue el más profundo con sus desbordes y a los 13 llegó con un centro que cruzó toda el área sin que nadie pudiera empujarla. Luego Muné estuvo cerca y la mejor chance para el celeste la tuvo Sallaberry sobre el final de la etapa cuando luego de un error defensivo remató muy cerca del poste izquierdo.
Se acentuó el dominio
celeste en el complemento, pero sin profundidad, naufragó en la tibieza. Abundaron
las infracciones y las tarjetas amarillas. Atlas rápidamente apostó a los
penales. A pesar de los cambios Liniers se repitió en centros frontales para
lucimiento del arquero Grieger. Casi sin proponérselo, la jugada más clara la tuvo
Atlas a través de Díaz Laharque con un remate en el palo luego de aprovechar un
error defensivo. El partido transcurrió en la mayor intrascendencia, y Liniers
en el libreto de la confusión. El final tuvo mucha tensión porque se definía el
finalista desde los doce pasos.
En la tanda de penales hay
que destacar a Ignacio Díaz Peyrous, no solamente porque detuvo de manera
extraordinaria 3 ejecuciones, sino que convirtió la suya con gran
determinación. Las ejecuciones celestes no estuvieron del todo acertadas y así
luego de 18 penales ejecutados Atlas se impuso 6 a 5.
Se cierra así el ciclo de
Damián Troncoso, que nunca estuvo a la altura de las circunstancias en los
partidos decisivos. Ya ocurrió en la final frente a Real Pilar en la temporada
anterior, y lo mismo aconteció ahora. Un técnico que tenía un plantel armado, ganador
del Apertura, cómodo puntero en la tabla general, al que apenas tenía que
sustituir a tres jugadores titulares que se habían alejado. Muy por el
contrario, incorporó 10 refuerzos, nunca mantuvo un mismo equipo de un partido
a otro, utilizó la friolera de 27 jugadores en los 6 partidos del Transición, no
tuvo gol, en el cotejo decisivo frente a Claypole, con todo bajo control, realizó
faltando 20 minutos 3 cambios que destruyeron el medio campo y le permitieron
al Tambero acorralar y en definitiva ganar el partido. Y algo peor, no tuvo
autocrítica y optó por agredir verbalmente por las redes sociales a quien ésto
escribe.
Hay que pasar el trago
amargo y dar vuelta la página. Se viene un partido histórico frente a San
Lorenzo, y la posibilidad de revancha para el equipo de mostrar con un nuevo
cuerpo técnico y ante el gran público todo su potencial.
Víctor Marinelli
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