Una jornada oscura en Villegas. Liniers superaba a Central Ballester y una serie de incidentes protagonizados por jugadores y cuerpo técnico de ambos equipos obligó a la suspensión del encuentro a los 36 minutos del segundo tiempo. El Tribunal de Disciplina de acuerdo al informe del árbitro, las imágenes y los descargos de ambos clubes resolverá. En estos casos resulta sustancial saber qué club promovió los hechos de violencia y en este sentido queda claro que fue Ballester. Se inició con una agresión verbal de un asistente del cuerpo técnico al jugador Bruno Galeano, luego la respuesta verbal de Damián Troncoso pidiendo explicaciones, posterior botellazo de agua que vuela hacia el técnico de Liniers y a partir de allí batalla campal, que tuvo un momento de calma que hasta hizo pensar en la reanudación del encuentro. Sin embargo el ingreso intempestivo al campo de juego de varios dirigentes y allegados al Canalla, rompiendo el candado de una reja divisoria con la clara intención de agredir a jugadores de Liniers, terminó por reanudar la batahola, con escasa participación policial, que obligó al árbitro Nicolás Kresta a suspender definitivamente el partido.
Con respecto al fúbol, el partido resultó muy disputado. Balllester salió a jugar de igual a igual. Impuso presencia en el medio y hasta generó algunas situaciones que siempre encontraron bien parado a Daniel Acosta. Las primeras llegadas celestes fueron a través de Vidal sin mayores consecuencias. El Canalla con gran despliegue trató de marcar a los hombres claves de La Topadora. Así Campuzano no tuvo libertad para moverse y debió trocar punta con Filiosi. Orellana y Galeano también sufrieron de persecuciones. La visita tuvo acercamientos a través de Nahuel Giménez que requirió buena respuesta de Acosta, otra por alto de Rojas y la más clara la tuvo Villarreal rematando desviado. Sobre el final una mano dentro del área visitante fue sancionada por Kresta, pero Potarski malogró el penal con remate que devolvió un poste.
En el complemento las características iniciales se mantuvieron, con las dificultades que proponía el visitante y las soluciones que no aparecían por el lado del local. Primero Filiosi asistió a Orellana que remató rasante junto a un poste. Ballester se animaba de contra. Sobre los 17 nuevamente Acosta, convertido en figura, evitó el tanto ante un buen cabezazo de Brizuela. Inmediatamente llegó Ian Lynch a posiciones ofensiva y su remate tuvo buena respuesta en Di Biase. Con el correr de los minutos Liniers impuso condiciones. Los cambios comenzaron a dar frutos, las combinaciones y los espacios comenzaron a aparecer, al tiempo que Ballester físicamente comenzó a sentir el esfuerzo. Una sucesión de llegadas hacía presagiar el gol. Sallaberry a los 23 estuvo cerca de marcar la apertura tras gran pared entre Orellana y Galeano. Inmediatamente una falla de Di Biase derivó en un violento remate de Vidal providencialmente salvado al córner por un defensor y tras cartón el estupendo tiro libre ejecutado por Galeano que se clavó en lo alto del arco para el delirio en el Juan Antonio Arias. El gol elevó el nerviosismo en la visita que comenzó a abusar del juego fuerte, prueba de ello es que Iván Ruíz vio la roja antes de cumplir un minuto en cancha. Sobre los 36 otra vez un tiro libre de Galeano casi deriva en el segundo, dando la pelota en el arquero y posteriormente en el palo. Seguidamente se produjeron los incidentes antes comentados.
Liniers ganó justificando en el segundo tiempo el resultado. Los hechos posteriores y el informe del árbitro difícilmente cambien el resultado final en función de la cantidad de jugadores informados haría imposible la continuidad del encuentro, ya que Liniers quedaría con el mínimo reglamentario de jugadores en cancha (7), pero Ballester con sólo 6 no podría continuar. Pero lo más preocupante es la cantidad de fechas que sufrirán de sanción los jugadores y el estadio, sin descontar otras medidas.
Desde 2006 no se producían incidentes en el Juan Antonio Arias. Aquella vez fue la hinchada de Berazategui, en épocas que concurrían los visitantes, que derribó un alambrado al cabo del primer tiempo con el resultado 1 a 0 en favor de Liniers. El Tribunal dio por concluido el partido con ese resultado y el Naranja pagó los gastos por las roturas ocasionadas.
Mucho malestar dejó la actitud de Central Ballester, que al verse superado en la cancha prefirió generar un marco de violencia irracional que empañó la jornada de fútbol.
Víctor Marinelli
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