Se desarrollaba en el Juan Antonio Arias un partido como tantos otros, con Liniers buscando incesantemente el gol y Ballester de contra también generando lo suyo. Un buen arbitraje de Nicolás Kresta y ninguna situación extraña que podría anticipar lo que luego ocurriría.
Pero llegó el gol de Liniers sobre los 26 minutos del complemento a través de un soberbio tiro libre de Bruno Galeano, y ése pareció ser el detonante en Ballester que venía realizando un partido más que aceptable, y de golpe se le derrumbaron sus planes. El Canalla se enloqueció. Prueba de ello a partir de allí la acumulación de faltas perpetradas o que el ingresado Iván Ruíz ni siquiera llegara a completar un minuto en cancha y viera la roja directa. Una expresión se escuchó desde el sector visitante: “ahora se pudre todo”.
Así las cosas, se cumplía el minuto 36 cuando intempestivamente Sr. Pablo Javier Farías, integrante del cuerpo técnico visitante, ubicado en su sector del banco de suplentes, inescrupulosamente agredió verbalmente a Bruno Galeano. Inmediatamente lo increpó el técnico de Liniers, Damián Troncoso, pidiendo explicaciones. La respuesta de Farías no se hizo esperar, arrojándole una botella de agua en la cara, y tras cartón jugadores y cuerpo técnico visitantes se abalanzaron sobre el banco local. A partir de allí se desató por varios minutos una verdadera batalla campal. Algunos agrediendo, otros queriendo separar. La policía brillando por su ausencia. Sin embargo, cuando todo parecía tranquilizarse, privando la calma, y hasta vislumbrando la posibilidad de continuar con el encuentro, aparecieron en escena desde la tribuna lateral destinada a la delegación visitante un grupo de individuos, que primero rompieron el candado de una reja divisoria y luego ingresaron al campo de juego con clara intención de agredir a los jugadores de Liniers. Se reanudó por varios minutos la batahola, pero ahora con mayor intensidad, dejando como saldo a Manuel Fariña con fractura de su tabique nasal por un fuerte golpe recibido, y también contusos menores como Maxi Orellana o Jorge Troncoso, ayudante de campo de su hijo Damián. La tardía aparición policial puso fin a los incidentes.
El fútbol quedó inconcluso. Habrá en definitiva que esperar el informe del árbitro para el inicio de un proceso que llevará varios días. Hay videos que palmariamente dan fe de lo sucedido, que no fue otra cosa que la agresión lisa y llana por parte de la delegación visitante que no se bancó la derrota en el campo de juego.
Decidirá el Tribunal de Disciplina. Esperamos estricta justicia.
Víctor Marinelli
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