La tarde casi primaveral y el buen campo de juego armaban un escenario propicio para ver un partido atractivo. Iniciado el mismo, las expectativas quedaron rápidamente desechadas. Lo brindado por Lamadrid y Liniers fue para el cero eterno. Los dos necesitaban ganar y el empate acabó como un castigo.
Cambios de último momento en La Topadora. Matías Pardo por una contractura no pudo ser de la partida, por lo tanto César Aguirre ubicó a Pablo Paiva en el sector central defensivo, Leandro Coronel por izquierda y sumó a Nahuel Riquelme en el sector central. Iniciado el partido, la pelota circuló más por el aire que por el piso, marca y forcejeos estuvieron a la orden del día. El árbitro Sebastián Martínez se sumó al tedioso espectáculo con un arbitraje que dejó muchas dudas por el criterio empleado, dejando sin sentido a ambos equipos con un hombre menos y transformándose en una especie de fusible que al menor toque podía explotar y producir cualquier desaguisado. Liniers no pudo desplegar su idea y debió ponerse el overol para contrarrestar la presión de Lamadrid. Romero administró en el medio pero ofensivamente no tuvo espacio Braian Cáceres y todo se limitó a pelotazos hacia Tiedemann, bien controlado. Lamadrid buscó con poco éxito el desnivel por izquierda. En el período inicial prácticamente no hubo situaciones de peligro, el local llegó con un envío de Torres que cruzó todo el área y Liniers con un tiro libre de Mendoza que se desvió en Quinteros y controló abajo Acosta.
Arrancó entonado Lamadrid en el complemento con un buen remate de Torres que se perdió cerca del vertical izquierdo. Y tras cartón un envío de De Vito rebotó en Paiva y el balón dio una extraña parábola dando en el poste izquierdo de Cabrera, que luego controló. Pero fue una golondrina que no hizo verano. El partido cayó nuevamente en la intrascendencia, sumado a un árbitro que permanentemente cortó el juego con sanciones tipo “mancha”. Intentó más el local y Liniers tuvo en la firmeza de Potarski un escollo insuperable. Por momentos apareció Romero en la distribución, Braian Cáceres trató de juntarse con Ricabana para generar juego y Tiedemann siguió debatiéndose con los defensores locales. Sin embargo, ofensivamente tan sólo un cabezazo de Potarski por centro de Cáceres en la media hora de juego fue la única chance de peligro generada. En la ocasión estuvo impecable el arquero Acosta desviando sobre su derecha. Lamadrid empujó y apostó a la pelota detenida. En la última jugada un centro de Fleita cruzó todo el arco sin que pudiera llegar Vera con el arco semidesguarnecido.
Final para un partido olvidable. El cero final terminó siendo una ingenua adivinanza. El que se equivocaba perdía y basados en esa idea el punto puede significar tan sólo un consuelo.
Igualmente lo sufre más Liniers al no haber podido imponer su juego, y suma un punto que, a la luz de los resultados, lo aleja un poco más del ascenso directo.
Víctor Marinelli
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