La preocupación crece. Liniers sumó su segunda derrota y a pesar de haber levantadosu nivel con respecto al primer partido, le faltó audacia en determinado momento para ir por más, y cuando el empate parecía sellado, llegaron dos desatenciones que le permitieron a Berazategui llevarse el triunfo.
Dentro de un trámite apenas discreto, fue Liniers durante el primer tiempo y en función del criterioso manejo de Mendoza, el que dejó una mejor imagen. Se defendió sin sobresaltos, cortó los circuitos en el medio, manejó el balón (por momentos de manera excesiva), pero se diluyó en los últimos 20 metros. Funcionó la banda Coronel-Domínguez, Piedrabuena fue eficaz en el quite, aunque no tanto en la proyección, Castano buscó asociarse, aunque sin conseguirlo y fue otra vez Sanabria la única referencia de área. Berazategui se reducía a arrestos individuales. A los 33 Liniers tuvo su llegada más clara a través de Sanabria, tras gran asistencia de Castano. enfrentó mano a mano a González, que con solvencia logró tapar el remate. Liniers parecía que podía, pero no se convenció. Sobre el final apareció Zuleta cediendo a Landriel dentro del área, pero Cabrera estuvo atento y se anticipó.
Un cambio obligado debió realizar Saita en el complemento al no poder continuar Domínguez por una molestia. El ingreso de Paoluccio por el sector izquierdo, en una posición totalmente extraña a la natural suya, lamentablemente resultó gravitante. Tal vez Piedrabuena por ese lugar (y Paoluccio por derecha) hubiese sido lo más razonable. Con el correr de los minutos Berazategui empujó, Zuleta manejó el medio, creció Oltolina, aunque sin ninguna claridad. A los 14 Gianfelice asistió a Tridente que mano a mano con Cabrera remató desviado. Philipp se jugó con los cambios, y al final tuvo su premio. Liniers se retrasó y trató de contragolpear, situación que sólo consiguió en una llegada de Paoluccio por izquierda, que controló bien González. Presionó más el local, Liniers comenzó a dudar defensivamente, al tiempo que el empate parecía no disgustarle. Pero a los 40 y 42, en sendas desatenciones defensivas por el sector izquierdo, Tridente de cabeza primero y luego Maciel definieron el partido. Liniers durmió atrás y Berazategui aprovechó.
Hay hechos que emparentan los dos primeros partidos de Liniers, y es la fragilidad defensiva. En la C los errores no se perdonan como en la categoría inferior. Otro es el corto vuelo en función atacante, la falta de audacia y el convencimiento de ir por más. Si bien hubo una mejoría con respecto al partido con Jota Jota, todavía el funcionamiento no llega a ser el necesario para poder sumar. Así La Topadora sigue sin arrancar.
Víctor Marinelli
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