Difícil de explicar. Decir que Liniers jugó su peor partido del campeonato parece resumir todo comentario. Claypole por méritos propios se llevó el triunfo que representó un duro golpe al corazón del Celeste.
Una tarde negra. No salió ninguna. Liniers pareció un equipo improvisado, que no pudo dar dos pases seguidos, que pareció atado por los nervios. Claypole hizo muy bien su papel. Con un sorprendente orden táctico, sacó como pudo atrás, copó el medio, cortó los circuitos, metió presión y hasta se animó a atacar. Y generó un par de situaciones en el período inicial ante la inconexión celeste. Un par de remates de Tula cerca del horizontal y una llegada de Matías Rial salvada abajo por Quaranta. Liniers apenas tuvo la más peligrosa en un remate de Coronel que se fue al córner cerca de un poste, luego de una buena combinación entre Braian Cáceres y Cachi López.
Apenas iniciado el complemento Paoluccio pareció marcar la tendencia con un remate que Meli, en una de sus escasas intervenciones, contuvo junto a un poste. Pero el baldazo de agua fría llegó poco después cuando Rial en rápida jugada definió con acierto ante la salida de Quaranta y la desesperación de Paiva por sacarla de adentro. El gol fue un golpe que no estaba en los planes y Liniers no lo pudo superar. Insistió sin orden, fue impreciso, no pudo generar fútbol, no tuvo peso ofensivo ni profundidad. Indudablemente Juan Ortíz López demostró ser una figura insustituible. Ni aún colocando 3 delanteros pudo La Topadora superar el escollo visitante, que se cerró atrás, y apeló a todo tipo de recursos para ganar minutos, con algunos jugadores que caían como muñecos, pero otros que dejaban la vida en la cancha. Y que hasta Rial (la figura) pudo convertir el segundo gol desde mitad de cancha pero la pelota dio en el travesaño, o sobre el final Quaranta debió revolcarse para estirar el suspenso hasta un adicional que fue de 6 minutos, y que tuvo en Allende el empate, pero su cabezazo se fue cerca del poste derecho.
No hay excusas. Ni la ausencia del goleador, ni el viento que complicó, ni la presión insistente y extrema motivación por hacer historia del visitante. Liniers tuvo una tarde negra, que es hasta difícil que se repita. Un equipo desconocido, lejísimo del nivel que puede dar. Quedará para la semana analizar qué pasó. Fue una pesadilla, de la que todavía cuesta despertar.
Víctor Marinelli
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