SUFRIO, PERO NO DEJO DUDAS

Las obligaciones estaban del lado de Liniers. Los fantasmas de la pesadilla de Barracas sobrevolaron por Villegas durante el primer tiempo. La actitud audaz del técnico Juan Saitta en el complemento terminó por dar vuelta una historia que parecía destinada a la frustración, y merced al oportunismo de un notable goleador como Juan Ortíz López el celeste volvió a sonreir.

Los primeros 45 minutos fueron para el olvido. Puerto Nuevo necesitado de sumar para evitar la desafiliación hizo su partido, cortando los circuitos en el medio y tratando siempre de progresar en ofensiva, complicando con algunos centros aéreos. Fue un planteo noble, en la intensión de llevarse al menos un empate. Liniers en cambio por momentos sintió la ausencia de Braian Cáceres fundamentalmente en la zona de creación. La Topadora no tuvo volumen de juego. Esto para nada va en detrimento de Matías Villalba, que de la cuarta saltó a primera y no desentonó,  pero no tuvo compañía y sus buenas intensiones se diluyeron. Tampoco pudo Paoluccio marcar diferencias por su sector, Cachi López no podía sacar réditos de las pelotas detenidas, mientras que el Polaco Ortíz López era bien custodiado. En definitiva Liniers aparecía como un equipo inconexo, maniatado. Casi no hubo situaciones de gol. Apenas una gran apilada de Tulio Barrios, de los mejores del equipo campanense, que resolvió sobre el horizontal Danevitch. Liniers llegó al comienzo con Paoluccio cerca de un poste y con una combinación entre Cachi y el Polaco, con remate final del propio Paoluccio y rechazo providencial de Buscaglia evitando riesgos.

Apenas iniciado el período final casi se cae la estantería cuando Danevitch convirtió, pero el tanto fue bien anulado al cometer infracción sobre Paiva. Rápidamente Saitta dispuso el ingreso de Martín Kloss, un jugador explosivo, que tuvo la chance por primera vez de jugar casi un tiempo y estuvo a la altura. Sin embargo sorprendió Puerto nuevamente a través de Barrios que exigió seriamente a Quaranta que dio rebote, rechazando luego un defensor. Promediaba la etapa y Liniers no encontraba los caminos, a pesar de ejercer un mayor predominio, pero diluirse en las instancias finales. Ortíz López llegó por izquierda y Paoluccio remató desviado. Juan Saitta quemó las naves, hizo ingresar a Gonzalo Galeano por Angel Paz, otro que debutaba y cumplió, al tiempo que la visita sumaba cambios reforzando un negocio que le salía redondo. Llegó el minuto 32 que fue decisivo. Leandro Coronel en gran proyección dejó tres rivales por el camino, aceleró hasta el fondo, centro y llegó el Ortíz López con el grito de gol en el corazón de los jugadores y los hinchas. 

Se abrió el partido. Puerto quiso ir en busca del empate con pelotazos largos sobre el área y Liniers de contra tuvo por dos veces el gol en los pies del Polaco. Primero a los 39 tras asistencia de Kloss, rematando al ángulo superior izquierdo y extremando a Berro que desvió al córner y luego, en el tiempo adicional, se lució el arquero al evitar un mano a mano con el goleador celeste. Instantes antes había ingresado Gonzalo Moyental, otro que debutaba en este torneo, para meter vorágine en el medio. Al final no quedaron más dudas, Liniers en los últimos 20 estableció claras diferencias sobre un digno rival.

Un triunfo sufrido, fundamentalmente porque le costó a Liniers encontrarle la vuelta al partido. Pero como frente a Barracas tuvimos que marcar un camino equivocado en el segundo tiempo, aquí tenemos que valorar la valentía del técnico Saitta, que no pudo contar con tres titulares (Allende, Pardo y Cáceres), se jugó por tres debutantes y ninguno le falló, pero además introdujo cambios en el momento clave del partido. Armó un 3-3-1-3 que en definitiva derivó en una presión irresistible para Puerto Nuevo que desembocó en el triunfo celeste.

Liniers vuelve a la punta, a la espera del resultado de Barracas. Pero más allá de eso quedó demostrado que en el plantel hay recambio, que titulares y suplentes sintonizan la misma frecuencia y tienen las ideas bien claras para llegar al objetivo. Esta vez hubo que superar esos fantasmas que en algún momento anduvieron por Villegas.

Víctor Marinelli