Difícil de explicar y mucho menos de entender. Liniers ganaba 2 a 0 faltando 15 minutos y finalmente perdió 3 a 2. Pero al margen del resultado, lo incomprensible y preocupante fue la producción del equipo celeste especialmente en el segundo tiempo, donde mostró su peor cara.
Como era previsible Sportivo Barracas salió desde el primer minuto a atacar. Lo hizo la mayoría de las veces de manera voraz, pero apurada e imprecisa, a despecho de dejar grandes huecos en el fondo. Explotó las puntas, desde allí llegaron los primeros sofocones para Quaranta a través de Miller Moreno, primero con un remate desviado y luego con un cabezazo que se fue muy cerca del horizontal. Liniers intentó con las pelotas detenidas. A los 8 tuvo la más clara luego de un córner de Cachi López apareció solo Leandro Coronel en el área chica rematando sobre el horizontal con todo el arco a su disposición. No cesó en su ofensiva Barracas y Peñalba probó al arquero celeste de media distancia. Si bien el local abría el juego a las puntas y generaba riesgo con las proyecciones de sus carrileros, Liniers se hacía fuerte en defensa y crecía en el medio con Romero y Cachi López. Precisamente a los 21 un tiro libre de Cachi fue empalmado de manera estupenda por el Polaco Ortíz López con una tijera para clavarla junto al palo izquierdo de Roa que voló inútilmente. Sintió el golpe el Arrabalero, y Liniers tuvo nueva chance tras gran apilada de Braian Cáceres que combinó con Cachi López y su centro cerrado fue salvado casi sobre la línea por un defensor. Sobre el final del período recobró protagonismo el local que tuvo un par de llegadas del local a través de Valdéz y Montenegro. El balance marcaba que si bien Barracas mostraba una ambición ofensiva constante, el control psicológico del partido lo tenía Liniers, que había sido ordenado y oportuno.
El segundo tiempo fue otra historia. Incomprensiblemente Liniers le cedió campo y pelota al local y se retrasó considerablemente. Apareció Paoluccio, un arma letal para el contragolpe, en posiciones defensivas, casi como un “4”. Allí Liniers comenzó a perder el partido. No obstante, sobre el cuarto de hora, de contragolpe, Ortíz López tuvo la gran chance de ampliar luego de una magistral maniobra de Cáceres. Liniers tuvo que agotar un par de cambios obligados al salir lesionado Matías Pardo (contractura) y otro tanto ocurrió con el Polaco, casi al límite. Barracas sumó gente en ofensiva, pero su búsqueda se consumía sin éxito y Quaranta no atravesaba situaciones comprometidas. Dejó grandes espacios que Liniers no aprovechó de contragolpe para liquidar el pleito. Paoluccio era el indicado, pero seguía persiguiendo rivales. Imprevistamente, un error garrafal del arquero Roa, cometiéndole infracción a Marcos Aguiar dentro del área, posibilitó a Sebastián Allende aumentar de penal. Faltaban 15 minutos. Pero ni el propio Liniers se la creyó. A partir de allí pareció comenzar otra historia. Dos zapatazos de otro partido (Montenegro y Kevin Juan) le permitieron al local igualar el marcador. Y ya en los descuentos, una pelota larga de Kevin Juan, muy gravitante en Barracas, y Dorregaray llegó antes que Quaranta para definir. A Liniers le cayeron todas las fichas juntas. Especialmente el lamento de haber equivocado el camino en el segundo tiempo cuando dejó de lado lo que mejor sabe hacer y jugó a otra cosa.
Fue un duro cachetazo, con la sensación de que el partido se perdió más por errores propios que virtudes del rival. Pero la historia continúa, y quedan 33 puntos en juego. La recuperación deberá ser inmediata y este partido servir de experiencia para no volver a dejar de lado lo primordial del equipo que es su esencia.
Víctor Marinelli
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