Fue el segundo partido oficial que dirige en la categoría Alejandro Porticella. Hace un mes Centro Español sufría frente a Deportivo Paraguayo, cuando el árbitro lo perjudicó abiertamente. Esta vez, de manera incomprensible, fue designado para el partido más importante de la jornada.
De entrada su desempeño resultó sospechoso, y con el correr de los minutos claramente se vio su intensión de perjudicar abiertamente a La Topadora. Comenzó con una inesperada amarilla a Leandro Coronel, luego el penal cobrado (si bien tiene la potestad de interpretar una mano dentro del área, quedó muy claro que Federico Pattini no tuvo ninguna intención). Es imposible que se “cortarse los brazos” para que la pelota no le pegara involuntariamente. Tras cartón una infracción alevosa en perjuicio de Sebastián Allende no fue sancionada, e inmediatamente por el contrario sí el defensor celeste recibe roja directa por una fuerte intervención. Mendoza pide explicaciones y ve la amarilla. Luego las amonestaciones siguieron estando a la orden del día para los jugadores celestes: Juan López y Braian Zacaría vieron con asombro como quedaban condicionados por simples infracciones, al igual que Braian Cáceres. El nerviosismo fue ganando a todo el equipo, totalmente condicionado por Porticella. Hasta fue expulsado el Preparador Físico Cristian Díaz por protestar. Luego del segundo gol, el árbitro pareció equilibrar más la balanza, hasta que sobre el final adiciona correctos 10 minutos y sancionara un penal para Liniers (una vez más tuvo su particular interpretación de una mano), pero inmediatamente dio por terminado el partido cuando quedaba algún minuto más por jugar que podía darle el empate al celeste, pero arruinarle su trabajo.
Hasta el momento Liniers no había soportado arbitrajes de este nivel en la temporada. Es hora de tomar cartas en el asunto y para quienes conducen la categoría tratar que este tipo de personajes no dirija más partidos en los que haya tanto en juego.
Víctor Marinelli
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