Un partido más luchado que jugado, donde el árbitro fue gravitante con sus repetidos desaciertos, sin autoridad para poner freno al juego fuerte, y con un final caliente, en el que Liniers lo ganó por su insistencia, con un penal bien sancionado.
En la primer mitad del período inicial se vio lo mejor del partido. Yupanqui con dinámica y presión en el medio tuvo las mejores chances para convertir. Cabrera debió revolcarse un par de veces y Rivero la tiró por arriba solo frente al arco vacío. Por el lado del celeste tan solo un centro de Juan López empalmado por Juan Ortíz López que exigió a Alemán una estupenda reacción. En la segunda mitad Liniers fue emparejando el trámite. El árbitro Diego Molina dio vía libre al juego fuerte propuesto por Yupanqui, que no recibió sanción.
En el segundo tiempo el que llevó la iniciativa fue Liniers, que tuvo mayor control del juego, pero sin profundidad. Los golpes, forcejeos e insultos estuvieron a la orden del día. El árbitro comenzó con las amarillas, pero ya era demasiado tarde para encarrilar el partido. Liniers por momentos abusó del pelotazo y eso mermó sus posibilidades. Con el correr de los minutos en el medio Juan López junto Romero, sumándose las proyecciones de Allende y Coronel. Liniers fue más ambicioso. Yupanqui se cerró bien atrás y trató de replicar, pero nunca generó riesgo. El partido parecía encaminado irremediablemente al cero, hasta que llegó un remate de Braian Cáceres y apareció la mano de Bellini dentro del área y la correcta sanción del penal. Allende como viene ocurriendo últimamente no falló y le dio la festejada victoria a Liniers que tuvo como mérito no resignarse nunca a buscar el triunfo. Un final caliente con provocaciones del arquero suplente Sebastián Lobo hacia el técnico de Liniers, tumultos y también hasta la reacción intempestiva de César Sandoval hacia algunos jugadores celestes. La derrota le dolió mucho a Yupanqui.
Liniers gana hasta cuando no juega bien, siendo estos son los triunfos que marcan la diferencia. Identifican la personalidad de un equipo, que aún cuando no puede desplegar su mejor fútbol, busca el triunfo con las armas del carácter y temperamento, convencido de que lo pueden alcanzar. Como ocurrió esta vez, con el código penal.
Víctor Marinelli
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