Liniers prolonga su racha de éxitos. Esta vez superó a Cambaceres y así sigue de largo en la Copa Argentina.
El triunfo celeste no admite discusiones. En un partido peleado y no siempre bien jugado, fue el que desplegó mayores atributos en el campo de juego. Cambaceres fue empuje y muy poco juego. Dependió casi exclusivamente de la pelota quieta.
Liniers de entrada se fortaleció a partir de los volantes Romero y Mendoza, que marcaron diferencias. Un remate de media distancia de Coronel que se perdió cerca del travesaño fue el aviso cerca del cuarto de hora. Instantes después tras un tiro libre de Cantero sorprendió el propio Coronel y de derecha convirtió el tanto de apertura (el primero de su cosecha personal). Se esperaba la inmediata reacción del rival, pero nada de ello sucedió. Siguió La Topadora marcando el rumbo del partido y Luis Stansiola estuvo cerca de convertir el segundo con un zurdazo bien controlado por el arquero visitante. Pasada la media hora y en base a tiros libres se pudo acercar Cambaceres. Apenas un remate de Banegas que se fue cerca de un poste fue su única llegada.
En el complemento salió con mayor decisión la visita, pero inmediatamente Liniers le dio el golpe de nocaut. Ortíz López, que complicó siempre, fue a pelearle una pelota al defensor López, que apurado rechazó mal y el esférico le cayó a Stansiola que convirtió a pesar del esfuerzo del arquero. Ventaja apreciable que Liniers supo administrar manejando criteriosamente el esférico. Pero un convidado de piedra apareció en escena: el árbitro Gastón Iglesias. Con sus desacertados y por momentos insólitos fallos prácticamente metió en un arco a La Topadora. Se sucedieron de manera poco creíble los tiros libres para Cambaceres. Hasta Romero recibió una amarilla por “hablar” y consecuentemente fue otro remate libre sobre el arco celeste. Allí apareció la firmeza de la línea de fondo, con Pardo como bastión y las correctas intervenciones del arquero Cabrera. Con todo, Liniers diseñó su plan de contragolpe. Ingresó muy bien Piedrabuena, con quite y proyección. Recién faltando 10 minutos, en jugada preparada, pudo descontar Cambaceres, que apuró en los últimos minutos, pero sin ideas, tan sólo apostando a la pelota parada con la complicidad del mal arbitraje. Braian Cáceres tuvo el tercero, pero el arquero estuvo atento. Ni aún los exagerados 7 minutos adicionados impidieron el festejo celeste.
Una prueba de carácter superada frente a un rival de una categoría superior, que terminó jugando con todos sus titulares. Varios puntos destacables: Firmeza defensiva (a pesar que hubo dudas en el gol de Cambaceres), el equipo resistió una y otra vez los centros que llovían incesantemente sobre el área. Por la puntas Cambaceres no pudo llegar. El medio fue la clave del triunfo, Romero es siempre el eje con un despligue asombroso, Mendoza lo acompañó con eficiencia, y siempre estuvo la llegada de Stansiola a posiciones de gol. Cantero es todo un estratega, que maneja los tiempos y le suma una pegada admirable, y Juan Ortíz López se constituye en una revelación por su entrega, olfato y explosión. Muchos puntos altos en un equipo que parece no resentirse con los cambios que se van sucediendo a lo largo de un mismo partido y que demuestra estar en alta sintonía y tener el atributo que habitualmente se reclama desde la tribuna: hambre de gloria.
Víctor Marinelli
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