Se veía venir. Por más que la no muy lejana victoria con Lamadrid había alimentado la esperanza, el desenlace de esta historia se veía venir. Apenas dos triunfos en los últimos trece encuentros eran pequeñas señales de un descenso que cada día se hacía más evidente. Hoy nos toca describir el encuentro con Excursionistas. Y, claro está, no se perdió la categoría por este partido.
Empezamos mal. Excursionistas estuvo bien parado, sabiendo que quería y el modo de obtenerlo. Se llevó por delante a un Liniers confundido y desconcertado. La defensa del “Celeste” fue un tembladeral. Al minuto de juego, Jonatan Villa desvió con una mano al corner un estupendo cabezazo de Gastón Viqueira, tras un tiro libre ejecutado por Alejandro Orsi. El “Verde” continuó empujando a Liniers y a los ocho minutos consiguió abrir el marcador: Tiro de esquina realizado por Orsi al punto penal y arremetida de Darío Carpintero, que empalmó el balón con derecha colocándolo junto a un palo. Enseguida el segundo. De Excursionistas, claro. Falló otra vez la defensa y, tras un primer remate de Orsi que quedó trunco, Jeremías Ugo Carabelli capturó el rebote y fusiló a Villa en el área chica estableciendo el dos a cero.
Parecía que se venía la noche. Pero de pronto se hizo de día. Porque “La Topadora” sacó fuerzas qué sé yo de dónde. Llegando al minuto veinte, la gran intervención de Braian Cáceres provocó el descuento en el tanteador. Ingresando al área penal con la pelota dominada, ensayó un disparo de zurda que primero rebotó en Yamil Cúccaro, luego volvió a rematar haciendo pegar el esférico en un poste y, por último, el rebote lo tomó Alejandro Cuevas que definió con la cara interna del botín diestro.
Y ahora el partido que tomó otro matiz. Liniers adelantó sus líneas y fue en busca de la igualdad como una fiera lastimada. El ánimo no era el mejor, pero el espíritu quería flamear y flameaba todavía. De todos modos, no pudo vulnerar el cerrojo que le propuso Excursionistas. Pero logró lastimarlo en una acción de contraataque. Nicolás Horacio emprendió su marcha hacia el arco defendido por Darío Barrera y abrió el juego hacia la derecha donde se encontraba Ernesto Banegas. El experimentado mediocampista hizo una pausa y habilitó con un pase preciso a Braian Cáceres que envió la pelota al fondo de la red con un gran toque de zurda. Poco más de media hora de juego y Liniers que pasaba –sin escalas- del desencanto al éxtasis. Alguien diría “son cosas del fútbol”. El partido creció en interés. Enseguida, Excursionistas estuvo a punto de convertir el tercero a través de un tiro libre ejecutado por Guillermo Almada Flores, que rozó en la barrera y se fue al corner. Pero también Liniers tuvo una chance en los pies de Nicolás Horacio cuando finalizaba la primera etapa, mediante un zurdazo cruzado que Barrera despejó con cierta dificultad.
La segunda parte comenzó igual que la primera. Excursionistas madrugó a Liniers al minuto de iniciado el período. Ángel Rojas se aprestaba a terminar una buena maniobra individual cuando en el camino se cruzó Patricio Roldán para rematar al arco. El volante central del “Verde” le pegó mordido y la pelota fue a parar a los pies de Viqueira, que con un acertado remate adelantó a los “Villeros” en el marcador. Un marcador que ya no se movería jamás. Por más que Liniers lo haya intentado con los cambios. Excursionistas, que también jugaba su carta para quedarse en la categoría, se paró bien en defensa. Fue cauteloso, prolijo. Hasta pudo aumentar la cifra a través de Orsi y Almada Flores. Pero fallaron en la definición. La pelota fue de Liniers en mayor proporción, pero no supo que hacer con ella. La situación más clara fue un remate de media distancia de Braian Cáceres, que con esfuerzo Barrera envió al tiro de esquina.
Se terminó la historia. Que acabó con un final triste. Pero el fútbol no es un drama. No puede serlo. Sólo que lo convertimos en eso. Es, quizá, el espectáculo más maravilloso del mundo. Que provoca éxtasis y desolación, alegría y tristeza, entusiasmo y desconsuelo. Es el fútbol, ni más ni menos.
Ahora viene lo más difícil: La hora de las decisiones. Habrá que desear, y esperar, que quiénes tienen que tomarlas las tomen con sensatez y prudencia.
Al fin, aunque duela, y muchísimo, se perdió una categoría. Hay otras cosas que se han ido perdiendo, también. Y no se dramatizó por ellas.
Héctor Quatrida
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