Un partido difícil de explicar, que podría dividirse en tres etapas. Primeros 30 minutos sin emociones, con una clara postura dominante de Liniers manejando criteriosamente el juego, pero sin profundidad, a diferencia del local que abusaba del pelotazo. Luego, pasada la media hora, llegaron los goles y las situaciones de gol para ambos lados. Todo cambió cuando Rey Hilfer, que venía cumpliendo buen trabajo, sancionó un penal que no existió a favor de Urquiza y dejó con uno menos a Liniers. A partir de allí el Cele perdió la línea, se enloqueció, no tuvo temple y encima soportó nuevas equivocaciones del árbitro. El local terminó justificando su triunfo, pero un error del árbitro cambió el destino del partido.
Sorprendió Farías con los cambios, más teniendo en cuenta la buena producción del equipo en los últimos partidos y que únicamente Ernesto Banegas no podía ser de la partida. Liniers tomó la iniciativa con orden y prolijidad. Se diluyó al llegar al área. El local buscó salir por los laterales, pero sin argumentos convincentes. A los 28 se produjo la primer situación de peligro con un remate de Joe Díaz que Fasanella desvió por arriba del horizontal. Esa situación pareció despertar a todos del letargo. La respuesta fue un formidable remate de Galeano volcado sobre el sector izquierdo que devolvió el palo derecho de Villa. Poco después, flaqueó defensivamente Urquiza y Nicolás Horacio no perdonó con remate cruzado y rasante. Embestida furiosa del local, y Villa en un par de oportunidades se exigió al límite para responder. Sobre el final de la etapa, durmió la defensa en un centro aéreo y luego de un rebote la pelota le cayó servida a Madrid que sólo tuvo que empujarla para decretar el empate. Enseguida nuevamente lo tuvo Horacio, en gran pared con Pattini (de muy buen primer tiempo), pero esta vez Fasanella controló con acierto. Liniers tuvo más y mejor manejo, pero con inconsistencias defensivas que Urquiza con la pelota aérea aprovechó.
El complemento comenzó con la misma tónica, los dos buscando el desnivel con argumentos disímiles. Pero el local, con actitud, aprovechó la inspiración de Lezcano que complicó siempre por derecha. Liniers en cambio perdió el control del medio, Pattini y Horacio no tuvieron conexión, y a pesar del ingreso de Brian Cáceres, La Topadora fue inconsistente. Cerca de los 15 avisó Lezcano, encontrando una vez más magnífica respuesta en Villa, hasta que un rato después sorprendió Rey Hilfer marcando penal de Alexis Romero a Galeano que no se visualizó en la cancha ni en las imágenes. El propio jugador se encargó de marcar. Todo cuesta arriba para Liniers con un jugador menos y en desventaja. A partir de allí pareció arrancar otro partido. El local con espacios para atacar dejó siempre la sensación de peligro y que el tercer gol estaba al caer. Unicamente la imprecisión de sus jugadores y la actuación de Villa lo impidieron. ¿Qué le pasó a Liniers? Le faltó inteligencia para manejar la situación adversa y la desesperación lo terminó condenando. Encima, Rey Hilfer con sus equivocaciones le agregó una dosis más de intranquilidad al equipo. Las divididas siempre fueron para el mismo lado y Brian Cáceres fue víctima de todo tipo de brusquedades que no tuvieron sanción alguna. Muy por el contrario, el jugador celeste fue advertido por el árbitro de que “no se tirara tanto que le complicaba el partido”. Sin embargo, en la arremetida final, sobre la hora pudo llegar el empate cuando tras una serie de rebotes Lejbowicz evitó el gol sobre la línea.
Una falsa actuación. Diamentralmente opuesta a la producción de los últimos partidos. Joe Díaz extrañó mucho a Ernesto Banegas en la generación, y la ausencia de Alejandro Cuevas también se sintió. Mientras se espera la evolución de Braian Pacio de su mano izquierda, se hace necesario el ingreso del central David Rizzo, para liberar a Oscar Romero hacia su posición en el medio, hecho que potencia enormemente al equipo.
Mente fría y a recapacitar urgentemente de los errores. Se vienen varios partidos en serie y los puntos comienzan a pesar. El crédito está abierto para que el equipo pueda volver a la solidez que fue marca registrada. Esta vez el cambio de receta no funcionó.
Víctor Marinelli
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