En su mejor actuación de la temporada La Topadora fue una
aplanadora y liquidó a Sportivo Italiano, por ahora puntero del campeonato.
Gabriel Farías tomó debida nota de lo ocurrido en
Ituzaingó. Los cambios, más tácticos que de nombres, dieron resultado. Italiano
cayó rendido ante su propia impotencia. La punta así le durará muy poco.
Liniers tomó sus recaudos. Allende y Cuevas volvieron a sus
posiciones naturales, D’Alegre sorprendió marcando punta izquierda, Lobótrico
se tiró unos metros atrás junto a Joe Díaz ambos de media punta, Brian Cáceres
(una de las grandes figuras del partido) con su técnica abrió surcos, Ernesto
Banegas manejó el medio y Nicolás Horacio tremendo, incontenible, las peleó
todas, fue una verdadera pesadilla para los defensores de un Italiano, que, con
un sólo hombre de marca en el mediocampo, perdió el sector en toda la tarde, y
se limitó generalmente a arrestos individuales.
El visitante tuvo su primer llegada a los 5 en un
desborde de Kissner y posterior remate de Di Biasi por arriba. El celeste se
repuso rápido de ese primer sofocón para comenzar el control de pelota y a
manejar el trámite, buscando incesantemente el arco rival con envíos de media
distancia. A los 27 llegó el tanto de apertura a través de un contragolpe
encabezado por Horacio que cedió a Joe Díaz, y éste asistió a Brian Cáceres que
con sensacional resolución dejó parado a Drago. La respuesta fue casi inmediata
y Kissner tuvo la mejor chance de igualar mano a mano con Villa, pero el remate
débil fue bien desviado con los pies por el arquero. Dos pelotas detenidas a
los 36 y 39 terminaron por definir rápidamente el partido. Ambas partieron de
los pies de José Luis Díaz. En la primera tras un tiro libre, Lobótrico con un
estupendo cabezazo dejó sin respuestas a Drago. La segunda se originó en un córner
y con un frentazo fulminante Diego Torres infló la red. En los minutos
siguientes Liniers fue desequilibrante ante un rival sorprendido y expuesto.
Nuevas apariciones de Brian Cáceres y Nicolás Horacio obligaron a sendas intervenciones de Drago. Italiano
reducido a la mínima expresión.
Para el segundo tiempo se esperaba la reacción del
azzurro, pero ésta nunca llegó. Liniers mantuvo el control total del partido y
prácticamente no tuvo zozobras. Tan sólo un par de cabezazos de Kissner sin
mayores consecuencias. La Topadora en todo momento estuvo más cerca del cuarto
gol que su rival del descuento. El equipo fue solidario y apareció en plenitud,
con figuras descollantes como Brian Cáceres, Joe Díaz, Nicolás Horacio, Diego
Torres, Alejandro Cuevas a los que también se sumó Adrián Lobótrico. El resto acompañó
sin puntos bajos. Porque cuando tuvo la pelota Liniers fue rápido y profundo, agresivo,
marcando diferencias. Pero a la hora de defender tuvo orden y sacrificio. El
trabajo de Brian Cáceres se vio enaltecido no sólo por lo que generó, sino también
por lo que recuperó. Pasada la media hora un tiro libre de Joe Díaz se perdió
muy cerca de un poste, y si bien el fantasma del partido ante Ituzaingó
sobrevolaba, Nicolás Horacio elevó su condición de goleador y le puso la
frutilla al postre sobre el final, cuando peleó una pelota con Palavecino y su
remate, que se desvió en el defensor, llegó a la red. Diego Colombo se apiadó y
resolvió no adicionar minutos. Italiano terminó resignado y aplastado. Mario
Rizzi, que con cierta soberbia, tildó a su equipo como el mejor de la categoría
hizo “silenzio stampa”. La realidad le dio un duro cachetazo. La humillación
llegó al extremo que los jugadores azzurros se retiraron rápidamente del
estadio sin bañarse. La paliza recibida será difícil de digerir.
El triunfo sirve muchísimo para recuperar la confianza.
Es la inyección anímica necesaria para afrontar lo que se viene. Quedó en
evidencia el potencial del equipo. Pero el próximo partido será otra historia, en
el que hay que intentar mantener el nivel, con las armas ganadoras expuestas esta
vez en el campo de juego.
Pero cuando se pelea el descenso hasta hay que cuidarse
de no prolongar demasiado las alegrías, hay que ser mesurados, porque es una
lucha día a día, en la que no vale relajarse. Hay que entenderlo así para
festejar en grande una vez cumplido el objetivo.
Víctor Marinelli
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