La visita fue superior en el primer tiempo. Manejó mejor el medio con la dupla Matías Giménez-Aráuz Lasaga y el trabajo de Italiani por izquierda. Una de las pocas situaciones de gol que tuvo la aprovechó merced al olfato goleador de Peralta Cabrera para anticiparse a Villa. El partido trabado, enredado y con escasas emociones. Recién sobre el final tuvo Liniers la chance de igualar a través de un tiro libre de Joe Díaz y posterior cabezazo de Lobótrico que se fue cerca del travesaño.
Como viene aconteciendo en los últimos partidos, Liniers siempre muestra sus mejores cartas en el complemento. Ingresó Brian Cáceres, desequilibrante, y otra vez decisivo. Defensores Unidos comenzó a sentir la presión, y jugó de contra. Tuvo sus chances pero chocó contra la firmeza de Villa, impecable en cada intervención. El dominio celeste no tenía concreción porque defensivamente la visita se mostró solvente. Sólo aproximaciones en una media vuelta de Cáceres, en un remate de media distancia de Ernesto Banegas o en otro de Pattini. Farías como último recurso hechó mano al goleador, Horacio, con las limitaciones antes mencionadas. Banegas vio la roja por protestar. El reloj transcurría y la derrota parecía inevitable. La visita pareció relajarse en la idea que tenía todo controlado, pero una vez más La Topadora demostró que se agiganta en las difíciles, con Romero como estandarte máximo. Cuando el tiempo se consumía apareció la volea de Nicolás Horacio que dejó sin respuestas a Peranic. Golazo. El final fue para el infarto. Liniers no se conformó y tuvo contra las cuerdas a su rival: Un cabezazo de Piedrabuena se fue muy cerca. Sin embargo Parodi en el final pudo haberle dado el triunfo a la visita en dos ocasiones. El pitazo final de Sabini encontró distintos sabores por el empate. Satisfacción en Liniers, malestar en la visita. El empate fue lo más equitativo.
Liniers sigue dando respuestas positivas en el largo camino de la salvación.
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