San Telmo en Primera División. Casi un milagro inexplicable para los años 70, en que dominaban los grandes, y que ascensos y descensos se dirimían generalmente entre los mismos equipos. Pero allá por diciembre de 1975, en una verdadera proeza, el Candombero, que era dirigido por Eduardo Janín, superó a Platense en cancha de Huracán y llegó a Primera, postergando a Lanús.
Casi con el mismo equipo afrontó al año siguiente el duro torneo que se dividía en una primera etapa clasificatoria y luego los mejores pasaban a la zona campeonato y el resto peleaba por la permanencia. San Telmo, fue uno de los equipos que mejor fútbol desarrolló, a pesar de sus limitaciones, de la mano del inolvidable Pedro Coronel, con Saraví, Camejo y la estrategia de Jorge Rilo. Cinco días antes venía de obtener el resultado más impactante de su historia: 3 a 1 a Boca Juniors, doble campeón del año.
Pero casi terminando la etapa clasificatoria, teniendo como irreversible destino la zona descenso, Telmo enfrentaba en Patricios al invicto Huracán de Baley, Carrascosa, Houseman, Larrosa y Ardiles, entre otros. Por aquellos años no se televisaban todos los partidos, ni había cámaras que detenidamente siguieran los mismos. El árbitro en la oportunidad fue Claudio Busca, que será eternamente recordado por los hinchas candomberos porque produjo un hecho inusual en el fútbol argentino, que hasta obligó en el futuro a modificar las reglas: Expulsó a 6 jugadores telmistas, sancionó 2 penales para Huracán y prolongó el partido el tiempo necesario y suficiente para que el Globo ganase el mismo.
Fue un 30 de mayo, Patricios estaba todavía conmocionado por la despedida del ídolo Oscar de Ringo Bonavena. Esa tarde de domingo, San Telmo comenzó ganando y a medida que corrieron los minutos el Globo, que era visitante (compartían el estadio), a pesar de dominar abiertamente, de ninguna manera conseguía empatarlo. Pero allí apareció la mano de Busca, con una seguidilla de expulsiones (la mayoría injustificadas) que fueron menguando las posibilidades del candombero. Encima, por si fuera poco, inventó 2 penales que Huracán no pudo convertirlos. Recién faltando 5 minutos pudo igualar el local. Acto seguido, en una actitud sin precedentes, expulsó al Polaco Wenner, arquero de San Telmo por “demorar” y un jugador de campo (Pisapia) ocupó el arco. Con 5 hombres en el campo terminó Telmo, que a pesar de todo seguía resistiendo heroicamente. Pero el último acto de Busca fue olvidarse del reloj y ya con un tiempo adicional exagerado, pudo convertir el Globo para ganar 2 a 1. Misión cumplida dijo el árbitro y terminó el partido.
Nadie entendía nada esa tarde. Los jugadores despojados, reclamaban inútilmente en el campo de juego, otro tanto los hinchas en la tribuna. Un hecho insólito, que apenas tuvo una fecha de suspensión para el árbitro y que las páginas futboleras de la época no le dieron la trascendencia debida. Seguramente porque el perjudicado era San Telmo…
Sin embargo, no todo terminó allí. Lo que vino fue peor. Ya disputándose la zona descenso faltaba la frutilla del postre. Había un descenso y San Telmo era claramente el apuntado. Los arbitrajes una vez más lo perjudicaron abiertamente. Fue un escándalo ver la incidencia que tuvieron, y la confabulación con los rivales directos como Racing, Argentinos Juniors, All Boys que se beneficiaron abiertamente. El equipo de Avellaneda se salvó por un punto y Argentinos evitó el descenso sin ganar partido alguno. El oprobio siguió hasta en la última fecha, cuando San Telmo vencía a Vélez, esperando una derrota de All Boys para jugar un desempate, sobre la hora llegó un “inexplicable” error de Quintabani, arquero de Argentinos Juniors, que posibilitó el empate del Albo de Floresta, y con ello su salvación.
San Telmo se dio el gusto de ser un humilde que jugó en primera y que se fue con la frente en alto. Su destino estaba escrito.
Víctor Marinelli
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