En una prueba más de carácter, Liniers venció a Argentino de Quilmes en un partido clave por la permanencia. Con las armas conocidas del orden, la solidaridad y la eficacia para aprovechar las oportunidades, logró tres puntos de oro para seguir la remontada en la tabla de promedios. Nicolás Horacio tremendo, con altura de goleador, fue la figura excluyente.
El partido fue muy disputado. En el período inicial fue Liniers el que mostró mejor funcionamiento y el que tuvo más oportunidades en función de las pelotas detenidas. A los 10 Ernesto Banegas ejecutó con maestría un tiro libre que dejó a Torres cara a cara con Leguizamón que anticipó bien; enseguida otro envío libre impecable de Joe Díaz y Lobótrico cabeceó junto a un palo cuando el arquero hacía vista. Se sucedieron un par de acciones más frente a la valla local y el arquero fue factor determinante en mantener el cero en su arco nuevamente tras sendas ejecuciones de Díaz, primero desviando al córner un envío cruzado y luego anticipándose a Torres que volvía a llegar mano a mano para definir. Sin embargo, a los 33 tambaleó el arco de Villa tras un remate de Ingenthrón que dio en un poste, en la única -pero clara- llegada del Mate. Liniers mostró algunas novedades tácticas, apareciendo Pajón y D’Alegre (salió por lesión) en tándem por izquierda y Piedrabuena volanteando por derecha. La línea de 3 local no mostraba firmeza.
Para el complemento el ingreso de Brian Cáceres le permitió a La Topadora generar más fútbol encendiendo el circuito con Joe Díaz y Piedrabuena, de gran desempeño. Intentó el celeste pero sin profundidad. Cáceres fue el más buscado a la hora de las infracciones, que fueron llevando una y otra vez al local contra su terreno. Nicolás Horacio peligro constante arriba, y uno más a la hora de defender en su propia área. A los 25 la historia pudo haber cambiado: tiro libre de Ingenthrón y cabezazo limpio de Polack que salió apenas desviado sobre el horizontal. Inmediatamente Farías puso en cancha a Facundo Rodríguez, otro jugador juvenil muy interesante. Se esperaba la jugada maestra de Ernesto Banegas y ésta llegó sobre la media hora habilitando a Horacio, pero en el mano a mano llegó antes Leguizamón. En los partidos cerrados, un error suele tener altísimo costo. Eso le ocurrió a Rojas que por su sector quiso entregar la pelota atrás a Leguizamón, Horacio con picardía se la robó y en magnífica maniobra personal eludió al arquero y convirtió. Liniers quebraba el empate.
La desesperación se apoderó de Argentino de Quilmes, que conmovido fue enceguecido fue en busca del empate. No tuvo orden ni argumentos. Igualmente por dos veces pudo llegar al gol. Primero en un cabezazo apenas alto de Amarilla y luego en un remate de Da Luz cerca de un poste. También el celeste, con su rival jugado, pudo ampliar tras gran jugada de Facundo Rodríguez, participación de Piedrabuena y definición de Horacio, que un defensor salvó al córner sobre la línea.
Triunfo trascendente y justificado. Valiosísimo en esta larga disputa de sumar para subir en los promedios. Otra vez el equipo se mostró concentrado, aplicado tácticamente, dejando todo en cada pelota, y esperando su momento para dar el golpe de nocaut. Está naciendo una mística, que va más allá de los jugadores que entren al campo de juego.
Víctor Marinelli
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