Que victoria señores…!! Liniers venció por uno a cero al puntero Luján en la ciudad de la Basílica. Y , desde ya, es un motivo para alegrarse. Cierto es también que el triunfo significó tres puntos y, verdaderamente, no es la obtención de un campeonato ni cosa que se le parezca. Es solo eso. Tres puntos. Pero estando muy fresco el magro recuerdo de la derrota ante Excursionistas, sumado a los inconvenientes que se le presentaron en las últimas dos semanas al entrenador Gabriel Farías para la conformación del equipo titular, por causas que ya son de público conocimiento y que fueron anteriormente mencionadas en dicho medio, no es para menos el alborozo. Fue una gran victoria. Desde la óptica que se la mire.
Se jugó bien. O, al menos, se trató siempre de jugar bien. De poner la pelota en el piso, de hacerla circular con la intención permanente de buscarle el mejor destino, de administrarla con el menor riesgo de perderla. Y esto es elogiable. Ya que no podemos perder de vista la racha ascendente del rival. Que se trazó objetivos ambiciosos al comienzo de la temporada. Y, de hecho, hasta el momento los está llevando a cabo eficientemente. Al margen de este traspié a manos de Liniers.
En el primer cuarto de hora de juego hubo que sufrir el ímpetu exhibido por el “Lujanero”. A los dieciséis minutos, el conjunto local contó con la ocasión más evidente con una palomita de Gastón Lucano que se fue cerca de un poste, tras un desborde de Federico Díaz. Pero, ya a los pocos minutos Liniers se ordenó en el campo. Salió a encimar más de cerca al talentoso Mariano Gorosito y la pelota pasó a ser del “Celeste”. Entonces comenzó a conseguir lo que pretendía: Traslación siempre ordenada. Con jugadores que se mostraron destapados. Fue como si en todo Liniers se hubiese instalado una única conciencia, una única filosofía, una única manera de sentir y de jugar. Convicción para tocar y tocar. La agrupación constante de los hombres, y decimos hombres por un hábito. Porque deberíamos decir la agrupación constante de los chicos. Con la figura adulta de Oscar Romero en el medio. Pero también con las bondades de los más pibes: El atrevimiento de Braian Cáceres. La seguridad para resolver de Federico Pattini. La generosidad interminable de Lucas Pajón, corriendo y marcando. Pero también jugando con criterio. En fin, todo un equipo con la misma y única mentalidad para cuidar la pelota desde el fondo hasta la llegada. Así fue el resto de la primera etapa luego de ese comienzo algo dubitativo. El premio a esa sana intención futbolística quedó plasmada a los veintitrés minutos con el único gol del cotejo: Una gran habilitación de Nicolás Horacio lo dejó a Gustavo Cano mano a mano con el arquero Matías Roncoroni, que logró tapar en primera instancia el disparo del delantero de la “Topadora”, pero inmediatamente Cano recogió el rebote y con el empeine del botín diestro envió el balón al fondo de la red.
La parte complementaria no fue tan diferente a la primera. Siempre se trató de jugar la pelota por las dos partes con muy buena intención. Liniers tuvo capacidad para agruparse y Luján, con figuras de la talla de Darío Lema ingresando a los dieciséis minutos, le dio una mayor dosis de emotividad al encuentro. Ya que el experimentado delantero estuvo a tiro del empate sobre los veintiocho minutos, con un cabezazo que se perdió cerca del horizontal. Además, el defensor Lucas Scarnato fue una amenaza en el área de Liniers ante cada pelota detenida. También los intentos por derecha de Marcelo Paccor algunas veces terminaron con remates de media distancia, aunque sin mayor peligro para la valla defendida por Jonatan Villa, de buena labor. Pero el fracaso ante cada tentativa del equipo local fue marcando el camino de lo que sería la segunda victoria en condición de visitante (la anterior había sido frente a Berazategui) en la era Gabriel Farías. Afortunadamente los amagues del buen delantero Federico Díaz no gravitaron en demasía. Como tampoco las proyecciones de Mauro Rubira por el sector izquierdo del ataque “Lujanero”.
Se acercaba el final. Liniers no sufría tanto. Pero, se sabe, con sólo un gol de ventaja la incertidumbre se prolonga hasta el pitazo final. En el tercer minuto de adición pudo haber llegado el tanto tranquilizador. Pero el delantero Alexis Nowak Zachozy falló en la definición. De todos modos el triunfo se consiguió.
No sabemos si este Liniers de las caras jóvenes está humanamente construido para ganarle a la contrariedad. Para enfrentarse con equipos de mucha más marca y de mucho más peso físico que este Luján, pero eso quedará para las circunstancias en que se presente ese tipo de alternativa. Lo cierto es que en el partido frente a Luján no hemos advertido signos de fragilidad temperamental. Todo lo contrario. Nos vimos justamente en la necesidad de enaltecerle esos adultos atributos varoniles para no sentir ni la importancia del partido ni la presión que llegaba desde afuera.
Tampoco vamos a caer en las comparaciones intencionadas. No creemos conveniente hacer mención de los adultos que no aparecieron en la formación de Liniers ni de los chicos que aparecieron en esto que antes del resultado adquiría caracteres de aventura. Pero debemos rendirnos ante el hecho crítico. Ante eso que afloró en la intención del equipo desde el primer minuto. Aplausos para Liniers.
Vamos los pibes…!!!
Héctor Quatrida
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