Al triunfo de la semana pasada sobre Argentino de Quilmes, no se le pudo hilvanar el encuentro de la quinta fecha ante Defensores Unidos de Zárate, en el cual Liniers cayó derrotado por dos a uno. El partido, disputado en la cancha de Leandro N. Alem, fue intenso y vibrante en la primera mitad, pero cortado y friccionado en la etapa complementaria. En los primeros cuarenta y cinco minutos se anotaron los tres goles del cotejo, y también se produjeron algunas incidencias no tan habituales en tan poco tiempo: Dos sustituciones por lesiones (Cogrossi por Screpis en Liniers y Montenegro por Martínez en el conjunto local) y seis jugadores amonestados. Cinco de ellos fueron de Liniers.
Los zarateños salieron con determinación y al minuto y medio de juego anotaron la primera conquista por intermedio de Eugenio Peralta Cabrera. El delantero definió con el empeine de su botín diestro, tras una gran habilitación de Gustavo Pastor. Luego, los dirigidos por Gustavo De Giuli pudieron haber aumentado el tanteador con un cabezazo de Peralta Cabrera que se fue muy cerca de uno de los postes. Pero en respuesta a esa acción llegó el transitorio empate de “La Topadora”: Iban dieciocho minutos cuando Juan Coassini, desbordando por el sector derecho, cambió el balón hacia la banda izquierda donde se encontraba Fernando Screpis que, ante el cálculo erróneo del arquero Marcos Fasanella, la metió de zurda para el medio y allí Gustavo Cano sólo tuvo que empujarla. Desafortunadamente fue el último instante de Screpis en el partido, ya que tuvo que abandonar el terreno de juego por una molestia en su pierna izquierda. Sobre los treinta y tres minutos llegó el tanto de la victoria para el equipo local: Un rechazo de la defensa de Liniers encontró a Cano en el medio campo. El delantero fue anticipado por Montenegro que, al deshacerse del balón, habilitó a Pastor de manera fortuita. No obstante, el ex Berazategui, que por momentos estuvo irrefrenable, le ganó en velocidad a Bordón y definió magistralmente picando el esférico ante la salida de Monllor.
La intensidad de los ataques fueron diluyéndose con el correr de los minutos. El primer tiempo llegó a su fin con la ventaja ajustada pero merecida de los “Zarateños”, ya que tuvieron mayor claridad en los momentos claves.
En el complemento Liniers adelantó a sus volantes y Defensores Unidos se agrupó para salir de contraataque. Pero el “Celeste” se mostró irresoluto en capacidad de generar peligro. Le faltó claridad en sus intentos. Fue más por la inercia de la necesidad de empatar que por argumentos futbolísticos. Y, se sabe, en el descontrol nada sale bien. Comienzan los apuros, los nervios, la ansiedad para pelear la posesión del balón, y el desenlace, en estos casos, es conocido: La pérdida de un jugador por expulsión. Así se fue Leandro Cogrossi a los treinta y seis minutos. También Matías Giménez, de Defensores Unidos, a los cuarenta y tres. Pero en otras circunstancias. El conjunto del barrio “Villa Fox” encontró resquicios para estirar la cifra, pero Pastor e Italiani dilapidaron sus oportunidades.
Hace una semana habíamos dicho que el equipo todavía tenía que aparecer. Que había sido justo el triunfo ante el “Mate”, pero no con claridad. Y a pesar de la superioridad numérica.
En esta ocasión el adversario (que también está en formación) tuvo mayores convicciones. Por eso logró el triunfo. Tan esforzado como indiscutible.
En lo sucesivo, Liniers deberá ir mejorando. El funcionamiento del equipo debe ser un soporte para el jugador. Esta vez no funcionó ni individualmente ni menos en conjunto.
El próximo fin de semana, Justo José de Urquiza será una buena excusa para revertir este momento.
Héctor Quatrida
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