CON EL TIRO DEL FINAL

Un partido intenso y por momentos bien jugado, que lamentablemente tuvo un protagonista impensado: el árbitro Cristian Cernadas, de lamentable actuación, falto de personalidad, confuso en los fallos, que culminó su tarea volcando el partido contra el arco de Liniers, con una adición exagerada de minutos, la que finalmente le permitió a Talleres llevarse los tres puntos.

Liniers fue de arranque el que intentó de manera más prolija generar juego, sobreponiéndose a un terreno desparejo. Talleres sin la pelota, recurrió por momentos al juego fuerte para cortar. Un duelo aparte hubo en el medio entre Alejandro Orfila y Ernesto Banegas. Tenemos que adelantar que el jugador de Talleres jugó el partido de regalo por la permisividad del árbitro, que fue incapaz siquiera de amonestarlo ante la multiplicidad de infracciones cometidas, y por otro lado se dejó influenciar verbalmente por el uruguayo. Maximiliano Rodríguez generó por derecha la única llegada del local, que culminó con un tiro de Scornaienchi rozó el horizontal. Por el contrario, Liniers de buen despliegue técnico en todo el campo de juego, seguridad atrás con José Banegas y Bordón, moviendo el balón de un lado a otro, pero careciendo de profundidad en los tramos finales (se notó la ausencia de Doracio). Con todo, tuvo dos claras: Primero un remate de Palmerola cerca del travesaño, y la más clara sobre el final de la etapa el arquero Granero alcanzó a desviar un remate de Ernesto Banegas que lo enfrentó mano a mano.

Los mejores momentos de Talleres fueron los 10 primeros minutos del complemento. Un par de situaciones a través de Rodríguez y Pizarro, defensor que fue figura jugando “casi” de delantero. Pero lo del Tallarín fue un tan sólo una ráfaga, toda vez que nuevamente creció Liniers, en función del trabajo de su medio campo, donde Ernesto Banegas fue gravitante. Los piques de Palmerola comenzaron a inquietar, mientras que Coassini y Cogrossi llegaban por sus laterales. Ernesto Banegas tuvo una clara en el cuarto de hora, definiendo por del arquero apenas arriba del horizontal y cerca de la media hora una jugada preparada entre Ernesto Banegas y Coassini, la definió Rizzo al cuerpo de Granero. Inmediatamente después tuvo La Topadora de contra la más clara en una llegada a fondo de Palmerola, cesión a Coassini, centro atrás y Cogrossi por el segundo pado remató con el arco vacío cerca de un poste. Talleres había producido cambios que no le daban resultado. Pero Liniers sufrió con la salida de Ernesto Banegas a los 33, el medio perdió presencia y Talleres lo buscó sobre el final, de la mano de un árbitro que comenzó a sancionar con tiro libre a favor del local cualquier jugada dudosa cerca del área de Monllor. Increiblemente adicionó excesivos 5 minutos en los cuales Talleres acorraló a Liniers, se sucedieron los córners y el arco tambaleó, hasta que en el quinto minuto con los 22 jugadores en el área a través de un tiro de esquina llegó el cabezado de Castro, desvió Monllor, la pelota dio en el horizontal y en un confuso tumulto le cayó a Pizarro, que de cabeza convirtió, en jugada muy protestada porque aparentemente hubo infracción del autor del tanto. Talleres lo festejó casi como un campeonato.

En el balance la derrota no empaña el buen trabajo desarrollado frente a un rival calificado, al que no le permitió desarrollar su juego. Fue la actuación más pareja en lo que va del torneo, siendo el equipo en su conjunto el que estuvo por arriba de cualquier actuación individual. No mereció irse con las manos vacías. Talleres se lo llevó con el tiro del final y se fue de cabeza a la punta.

Víctor Marinelli