Había que ganar y se ganó. Era imperiosa la necesidad
de un triunfo ante un adversario como Argentino de Quilmes que, al igual que
Liniers, intentará sumar la mayor cantidad de puntos posibles para obtener un
alto promedio que le permita alejarse de la zona de descenso. La ambiciosa
pretensión de Norberto D’Angelo, de tratar de sumar puntos mientras el equipo,
el definitivo, en lo posible el ideal, va tomando forma en el trabajo intenso,
sin sobresaltos que no sean los usuales, parece concretarse. Y eso no es poco.
Sin embargo, en la cancha, el equipo todavía no dio en la tecla. Aparece un
momento y desaparece rápidamente. Arrancó bien armado, seguro, prolijo. Pero a
esa prolijidad no le agregó el toque de ingenio, el cambio de ritmo o de
velocidad. De todos modos ganó bien. A pesar de lo estrecho del marcador. Sin
demasiado apremios. Pero no precisamente con claridad. Y eso que el rival
disputó todo el segundo tiempo con un hombre menos por la expulsión –correcta,
por cierto- del atacante Diego Leguiza, que le aplicó un codazo a Sebastián
Allende en la postrimería de la etapa inicial.
Hasta los dieciocho minutos los dos equipos no habían
arrimado ni siquiera una mínima situación de concreto peligro hacia los arcos.
Pero un minuto después llegó el gol. El único. El de la victoria “Celeste”. Fue
cuando el elenco visitante no administró bien el balón en un tiro de esquina a
su favor, y un largo rechazo encontró a Fernando Screpis en el medio campo
preparado para habilitar a Marcos Doracio, que inició su carrera hacia el arco
y definió con un potente derechazo. El “Mate” se vio en la obligación de ir en
busca de la igualdad. Pero no logró generar avances que estremezcan a Mariano
Monllor; muy seguro custodiando la valla. En el conjunto de la barranca
quilmeña todo pasó por los pies del
talentoso Ramón Borda. Aunque no gravitó demasiado. Primero tuvo un tiro libre
que se perdió por el horizontal. Luego, tras un corner, colocó el balón en la
cabeza de Marcos Soza, pero éste cabeceó desviado. Instantes después encaró en
el área y lo interceptó eficientemente Diego Bordón. Y, por último, habilitó a
Cristian Tello que remató de primera y controló Monllor sin problemas.
En el complemento las alternativas del juego no dieron
para tanto análisis. Afortunadamente, Argentino de Quilmes fue absolutamente
inofensivo cuando atacó. Tanto que, manteniendo el control de la pelota durante
varios pasajes nunca forzó situaciones riesgosas. Apenas una pared entre Borda
y Hernán Centurión finalizó con el disparo del delantero, que amortiguó sin inconvenientes
Mariano Monllor. “La Topadora” tuvo el balón en menor proporción que su
oponente, pero estuvo más cerca de anotar otro gol. A los cinco minutos, a
través de un recio zurdazo de Gustavo Cano que se fue cerca de uno de los
postes. Y tres minutos más tarde se produjo la situación más clara: Tiro de
esquina ejecutado por Screpis, ganó en lo alto Juan Manuel Coassini y provocó
el esfuerzo del arquero Adrián Leguizamón, que consiguió desviar el esférico
del ángulo. También Screpis fue protagonista en dos acciones. En la primera,
mediante un tiro libre que contuvo abajo el arquero visitante. Y en la
siguiente, el mal estado del terreno le jugó una mala pasada. Final del partido.
Tres puntos para Liniers.
El equipo tiene que aparecer. En tanto, no hay nada
mejor que ganar. Es un excelente remedio para calmar la ansiedad y para
impulsar la confianza. A veces, algo es algo. O por ahí es mucho. Por lo menos
ésta vez. Había que ganar. Se ganó.
Héctor Quatrida
No hay comentarios:
Publicar un comentario