ISLA PARAISO

Liniers pisó fuerte en el debut y por primera vez en la historia (pasaron 70 años del primer enfrentamiento) ganó en la Isla Maciel.

Fue un partido atractivo, intenso y emotivo. Liniers lo ganó desde el órden, el volumen de juego y las intenciones de ir siempre al frente. San Telmo no expuso claridad de argumentos, abusó del pelotazo, pero con su empuje estuvo cerca de empatar.

La Topadora siempre tuvo el protagonismo, con algunos desajustes defensivos, pero con José Banegas firme en los despejes, Coassini y Screpis manejando el medio por los diferentes flancos y marcando diferencias cuando Marcos Doracio, figura del partido, se hacía del balón. San Telmo debió conformarse en muchos pasajes del partido con la contra, las pelotas largas, y tuvo en Ricardo Segundo a su hombre más incisivo.

Sobre la media hora se puso en ventaja el local por un error defensivo celeste, que aprovechó el mencionado Ricardo Segundo. Sin embargo el golpe no lo sintió Liniers que insistió con sus argumentos. Pudo empatarlo Doracio, pero Evangelisti respondió bien, y tuvo su premio diez minutos después cuando apareció Doracio por derecha, un mal rechazo de Zuleta habilitó a Rizzo que cruzó el remate hacia Screpis que con el arco desguarnecido convirtió.

En el complemento el panorama no varió. Doracio fue una pesadilla, por derecha, por izquierda, imparable. Pasado el cuarto de hora, tras un córner de Screpis, peinó Rizzo por arriba de un arquero a mitad de camino y desniveló.

El nerviosismo se apoderó de local, que intentó cambios ofensivos sin mucho resultado. Monllor en dos intervenciones ante envíos de Ruano y Segundo evitó el empate. Luego fueron pelotazos sobre el área, sin ideas ni claridad. Con todo, Liniers, a pesar del esfuerzo de Romero, no pudo manejar el balón de la mejor manera en los últimos minutos y se vio asediado. El final tuvo dramatismo por la insistencia de San Telmo. Liniers resistió y festejó tres puntos de oro. En el balance lo justificó.

Liniers llevó el paraíso a la Isla.

Víctor Marinelli