El partido fue entretenido, no por lo bien jugado, sí por
la intensidad y la dinámica. El fuerte viento fue un invitado imprevisto que
complicó por momentos. El campo desparejo fue otro escollo insalvable.
Liniers intentó
manejar el trámite pero se encontró con las ganas de Argentino de Quilmes, que
con pelotazos generó acercamientos. Bordón en un par de ocasiones salvó apurado
al córner. Tras uno de ellos, de contra, llegó Liniers al tanto de apertura
cuando Screpis alargó a Doracio que picó solo en campo rival y definió con
justeza ante la apurada salida de Leguizamón.
A diferencia de partidos anteriores, La Topadora esta vez
fue ordenado atrás, minimizó huecos defensivos y fue criterioso en el medio,
fundamentalmente por el desempeño de Ernesto Banegas. Los intentos visitantes
murieron en tres cuartos de cancha. Cerca del final de la etapa un codazo
descalificador de Diego Leguiza dejó al Mate con uno menos, y sin su goleador.
La apuesta del Celeste para el complemento fue ceder la
iniciativa y jugar de contra. Cerca del inicio Coassini empalmó de
cabeza un córner de Screpis y cuando la pelota se colaba en el arco, Leguizamón
alcanzó a desviarla del ángulo. A pesar de tener todo bajo control, y con
espacios, Liniers no tuvo la determinación necesaria para liquidar el pleito. Casi no sufrió sobresaltos. En la única, Centurión en una réplica definió a las manos de Monllor. Screpis fue protagonista en un par de situaciones,
pero el campo le jugó una mala pasada. Sobre el final apuró la visita, muy tibio
ofensivamente, generando algunos revolcones para Monllor.
El esfuerzo de la visita hizo que la diferencia de un
hombre en todo el segundo tiempo casi ni se notara. Liniers hizo valer su
oficio, pero terminó mirando de reojo el reloj.
Argentino de Quilmes deberá adaptarse a la categoría. Con
ganas y empuje no alcanza.
Para Liniers, el campo y el viento fueron factores (inevitables
al fin) que influyeron para obstaculizar la prolijidad de su juego. El equipo está
capacitado para dar más. Con resultados favorables se hace más realizar
los ajustes.
La necesidad en algunas circunstancias hace olvidar las
formas. Con claros y oscuros, Liniers cumplió con su objetivo: tres puntos en
el bolsillo.
Víctor Marinelli
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