
Todo fue de una chatura exasperante. Por momentos parecía un encuentro de casados contra solteros. Italiano fue una muy pobre expresión futbolística, que todavía deberá penar mucho para evitar el descenso. Liniers no estuvo tan lejos de su rival. Se asemejó a la peor versión del equipo. Impreciso, sin dinámica y con graves inconvenientes de llegar al arco rival.
En el primer tiempo el único tiro al arco fue de Rizzo a los 30 minutos que contuvo Drago. Italiano ni se arrimó a Monllor. En el complemento, Storni tuvo la apertura a poco de iniciado y luego Villalba estrelló un cabezazo en el travesaño. El local llegó a través de un cabezazo de Rojano cerca del horizontal y sobre el final pudo ganarlo, pero Federico Díaz definió mal.
En definitiva fue un cero enorme. Pero Liniers quedó en deuda. Estuvo desconocido. Necesitaba ganar para mantener la ilusión. Mauricio Prol, habitual conductor, decepcionó en un extraño doble 5 y el equipo en general no demostró el buen juego del que venía precedido. Encima, promediando el segundo tiempo recién sumó un segundo delantero (Villalba) y el aire fresco apareció en tiempo de descuento con el ingreso de Lucas Asconape, pero con la historia ya escrita.
Completando el magro panorama, el árbitro Paulo Vigliano y sus asistentes estuvieron a la altura de los acontecimientos con un pobrísimo desempeño.
Liniers no fue el mismo, y por eso perdió todas las chances de seguir en carrera por el segundo ascenso.
Víctor Marinelli
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