La Topadora sigue de racha: ya son 6 los partidos sin caídas y el rendimiento condice con las estadísticas. Esta vez se puso en ventaja faltando 9 minutos, pero no supo manejar el resultado frente a un rival con 10 hombres, que nunca se rindió y que al final tuvo su premio.
Fue un partido que merecía un mejor marco que el medio centenar de espectadores que pudieron presenciarlo. El campo pesado en el medio influyó en el primer tiempo. El accionar permisivo de Ignacio Lupani ante las numerosas infracciones que sufrió Lucas Asconape, también.
Los dos equipos trataron de llegar de la mejor forma al arco rival. El pelotazo no fue la herramienta utilizada. A los 12 Alejandro Cuevas se proyectó por derecha y su centro fue conectado de cabeza por Nicolás Rizzo a las manos del atento Arias Navarro. Liniers por momentos tomó la iniciativa, con César Acosta apuntalando atrás, más la prolija salida de Luis Stansiola por izquierda y la penetración de Asconape que tenía a muy mal traer a media defensa. Pero Cambaceres llegó con más riesgo en violentos remates de Juan Goicoechea, uno contenido por Mariano Monllor, el otro devuelto por un poste. Sobre el epílogo del tiempo inicial Mauricio Prol hizo revolcar a Arias Navarro con estupendo tiro libre y también tambaleó el arco celeste ante una ejecución de Jorge Casanova.
Cambaceres salió más decidido en el complemento, pero la expulsión de Nahuel Benavente (fuerte infracción a Asconape, estando ya amonestado por otra similar) le hizo variar los planes. Rápidamente Liniers tomó el control e intentó el desnivel con argumentos. Pasado el cuarto de hora por tres veces consecutivas sobrevoló el gol en la valla de Arias Navarro, ya que sucesivamente Prol, Rizzo y Asconape, que finalmente remató por arriba, tuvieron el tanto a su merced. Más tarde se lo perdieron de cabeza Stansiola y Asconape.
La Topadora apostó definitivamente al triunfo con el ingreso de Damián Villalba, aunque seguidamente no se entendió bien la salida de Stansiola, cuando Prol jugaba en inferioridad física por una molestia que arrastraba. La insistencia tuvo su premio: Rizzo, que instantes antes frente al arco no había podido conectar una asistencia de Asconape, ahora sí aprovechó una cesión de Prol y en gran jugada individual dejó desairado al arquero para lograr el grito máximo.
Quedaban 9 minutos, pero la sensación era que algo más podía suceder. Cambaceres se jugó sus últimas cartas desde el banco, a pesar de caminar por la cornisa. Liniers no supo manejar los tiempos (“cerrar el partido”). El asedio final del local tuvo su premio justo en el tiempo cumplido cuando llegó el centro de Elías Di Biasi y Monllor nada pudo hacer ante el cabezazo de Mariano Gambetta, que le cambió el palo. La felicidad pudo ser total para el local en el tercer minuto de descuento cuando Federico Castro remató desviado desde inmejorable posición tras centro de Enzo Pelosi.
Nuevamente para Liniers quedó la sensación que hizo y tuvo todo para ganarlo, pero le faltó serenidad para manejar el resultado favorable. Una vez más (como en Zárate) se quedó con las ganas.
Víctor Marinelli
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