Cuesta entender a qué salió a jugar Liniers frente a Fénix. Si la idea era presentar un equipo concentrado, con una defensa atenta, poblando el medio, sacándole la pelota al rival y explotando la velocidad de Villalba arriba, era en teoría una postura razonable. Pero en la práctica nada de eso ocurrió. Defensivamente se dieron todas las ventajas posibles, especialmente por el sector izquierdo, donde el local desbordó innumerable cantidad de veces, el medio no pudo tener la pelota, hasta costó hacer una sucesión de pases coordinada y ofensivamente fueron sólo intentos individuales, fácilmente neutralizados.
Luego de un comienzo en el que Liniers quiso planchar el partido, pasados los 20 minutos avisó Fénix en sendas apariciones de Cachete Ruíz, exigiendo a Monllor en la primera y desviando el remate por arriba del horizontal en la segunda. La tercera fue la vencida, nuevo envío del jugador blanquinegro y César Acosta en su afán por despejar introdujo el balón dentro de su propio arco.
Sin embargo, al minuto, con todo Fénix festejando, pudo igualar Lucas Asconape, pero Santillán estuvo atento para controlar en el mano a mano. Fénix tuvo dinámica, una velocidad atípica para la categoría y calidad en sus combinaciones. Las apariciones por derecha de Puch y Vargas fueron un problema insoluble. Gil y González se movieron con soltura adelante y la habilidad de Marcos desequilibraba en el medio. Liniers intentaba con Cuevas por derecha y Benítez por adentro, buscando asociarse a Argüello. Villalba bajaba unos metros para colaborar y Asconape era el más influyente, generando infracciones cerca del área. Pero con mucha tibieza, sin hacer daño, Santillán fue casi un espectador de lujo. En cambio Monllor continuó con su estupendo trabajo, constituyéndose en la figura que evitaba un resultado más holgado.
En el complemento Liniers salió a pelearle el partido al local, con una postura más agresiva. Pasado el cuarto de hora, con el ingreso de David Córdoba y Gastón Lucano el equipo ganó en profundidad por ambas bandas. Villalba y Lucano de punta, Lucas Asconape unos metros más atrás generando fútbol era la lógica que el trámite imponía. Pero no, D’Angelo incomprensiblemente produjo la salida de Asconape, manteniendo a Ezequiel Argüello, que era el candidato a salir. Con todo, el Celeste tuvo su chance inmejorable para empatar en una media vuelta de Villalba, que Santillán en la atajada de la noche desvió al córner. La respuesta de Fénix no se hizo esperar. Contragolpe fulminante: Cachete Ruíz alargó a Daniel González, corrida y desborde por izquierda, centro al área y aparición de Gonzalo Gil para, de cabeza, convertir un golazo. Obra de arte del contragolpe.
A pesar del esfuerzo posterior de Liniers por descontar, el partido ya tenía dueño y regulando Fénix terminó airoso, venciendo a su rival luego de 34 años.
Una muy pobre imagen en el primer tiempo, leve recuperación en el complemento, pero con apenas dos llegadas a lo largo de 90 minutos, las palabras huelgan. Frente a un rival que mostró sus credenciales de candidato, Liniers expuso muy pocos argumentos.
Víctor Marinelli
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