Se cortó la fugaz racha positiva que arrastraba Liniers. Esa que levantó anímicamente al plantel cuando derrotó a Comunicaciones en condición de visitante por la Copa Argentina y que luego continuó con la victoria ante Justo José de Urquiza por el campeonato de la “C”. Se interrumpió ante el puntero del certamen: UAI Urquiza. Que triunfó por la mínima diferencia con una anotación del delantero Sergio Valenti al promediar la etapa complementaria.
Pero, verdaderamente, creemos que esta derrota no debe hacer mella en el equipo. No sólo porque se haya perdido ante un gran adversario, sino porque Liniers evidenció un poco más de juego asociado que en anteriores presentaciones. Estuvo bien tácticamente, se repartió el protagonismo con el conjunto dueño de casa y generó situaciones de gol. Hubo errores, es cierto. Pero también un admirable entusiasmo por ir a buscar el partido. En la primera mitad, el “Celeste” llegó más a fondo que el “Furgón”. Así como Sergio Valenti contó con una ocasión para abrir el marcador mediante un cabezazo que salió por encima del travesaño, Liniers tuvo las suyas con diferentes movimientos. Iniciando un contraataque con Leandro Aversa, éste tocó para Damián Villalba que rápidamente descargó con Ezequiel Argüello y la acción finalizó con un remate de derecha del zurdo volante de la “Topadora” que se fue desviado. También el “Celeste” creó peligro con una jugada de pelota detenida: corner ejecutado por Argüello y frentazo a la carrera de Guillermo Amelotti que contuvo el arquero Matías Cano. Pero, sin dudas, la jugada más precisa fue la habilitación de Argüello para Villalba quedando el delantero mano a mano con Cano y ganando este último el “duelo”. Hubiese sido una inmejorable oportunidad para situarse arriba en el tanteador, ya que sólo faltaba un minuto para la finalización de la etapa inicial.
En el complemento, el equipo local comenzó un poco más “enchufado” que Liniers. A los ocho minutos Valenti dilapidó una chance elevando el balón por encima del horizontal. A los diecisiete, otra vez en acción Valenti. El ex Cambaceres “aguantó” el esférico de espaldas al arco y descargó para Leonardo Harkes que ingresó al área y realizó un potente disparo haciendo lucir a Mariano Monllor que envió la pelota al corner. El ingreso de Jorge Coria por Javier Monzón al iniciarse la segunda etapa luego sería determinante. También, aunque en menor medida, el cambio de David Ledesma por Ezequiel Vidal fue bastante fructífero. Liniers empezaría a ser neutralizado en el medio. Porque Argüello quedó absorbido por la marca y sin espacio para moverse con la facilidad con que lo había hecho en la primera parte. Romero y Cuevas se dedicaban a la marca y Aversa, pese a su fogoso accionar no encontraba la solución al problema que planteaba UAI Urquiza. Solamente Ariel Figueroa lograba tener algo de espacio para realizar alguna maniobra por el andarivel izquierdo.
Y en un descuido llegó el único tanto de la tarde. O, mejor dicho, en una acción en la que Liniers fue a buscar la conquista en una pelota detenida. Desde el campo de UAI Urquiza partió la “contra” encabezada por Eloy Colombano a toda velocidad. El volante fue hasta el fondo por el sector derecho del ataque, hizo una pausa y cambió el balón con pierna izquierda hacia el otro sector donde llegaba en soledad Jorge Coria. Allí el volante zurdo bajó la pelota con categoría y con un toque corto hacia atrás posibilitó que Sergio Valenti tan sólo tenga que empujar el balón para señalar la anotación.
De ahí en más el conjunto local pareció tener controlada la situación. Más allá de alguna chance que pudo haber concretado Liniers a través de lanzamientos aéreos a la zona del punto penal. La que tuvo Villalba fue la más clara ya que cabeceó sin marca. Pero lamentablemente la pelota tomó un rumbo no deseado. Y otro golpe de cabeza por parte de Amelotti fue desbaratado por la solvencia de Matías Cano.
Con mucha entereza, el conjunto dirigido por Norberto D’angelo buscó hasta el último segundo la posibilidad de empatar. Pero no se le dio. No acertó cuando había que acertar. Si lo hubiera hecho –hablamos de goles que se perdió al principio-, la historia pudo ser distinta. Por lo menos el final. Fue una lástima. Por el esfuerzo, por la intención. Aún con errores. Pero puso en la cancha un saludable propósito. No es poco. Lástima el resultado.
Héctor Quatrida
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