Como aquel boxeador que sale dispuesto a noquear a su oponente, Liniers se plantó en el campo de Español con dicha consigna clavada entre ceja y ceja. De entrada quedó claro que su adversario no iba a intercambiar golpes y se refugió detrás de una guardia muy cerrada. Pero esa decisión de Liniers, en general, no dio con su propósito. Fue más lo que insinuó que lo que concretó. Y, en definitiva, ninguno de los contendientes convenció demasiado. En los primeros veinte minutos de juego el “Celeste” tuvo tres aproximaciones contra la valla defendida por Gerardo Cabral. No todas tuvieron la misma peligrosidad para el arquero “españolista”. La primera fue un remate con poca potencia de Nicolás Rizzo que fue controlado fácilmente por el guardametas del conjunto local. La segunda también tuvo como protagonista al centrodelantero de la “Topadora”: Rizzo esta vez impactó el balón con mayor vigor aunque pegó en la parte externa de la red. De todos modos, se constituyó en la oportunidad más clara que tuvo Liniers para convertir. Y la restante acción partió del botín de Ezequiel Argüello en un tiro libre enviado al punto penal, en el que César Acosta “luchó” la pelota con un adversario para que finalmente Cabral aleje el peligro con un puñetazo. En tanto, Español, que por momentos tuvo un buen manejo de la pelota a partir de la idea que tienen Carrizo, Leguizamón y Franco Romero para hacer correr la pelota vistosamente, no llegó a concretar la profundidad necesaria para inquietar a Mariano Monllor. El arquero de la “Topadora” tuvo un primer tiempo tranquilo y casi no pasó momentos de zozobra. Podemos señalar que a los treinta y ocho minutos rechazó con sus puños un certero cabezazo de Marcos Ramírez, aunque la jugada fue anulada por encontrarse Franco Romero en posición adelantada. Y dos minutos más tarde, tras una falla en la zona del mediocampo, Pablo Berra se escapó con el balón pero al entrar al área remató por encima del horizontal. Nada más que eso. Pero los “Gallegos” sorprenderían al “Celeste” a pocos segundos de cumplirse el tiempo reglamentario: un largo pelotazo fue a parar a la posición de Marcos Cabrera que junto a Jorge Chiquilito intentaron sacarle provecho a ese envío, ninguno de los dos pudo hacerse del balón y éste le quedó a Franco Romero que colocó un acertado pase para la arremetida de Berra por el sector derecho del ataque. El veloz mediocampista de Español fue hasta el fondo y metió el centro, en el trayecto se produjo un desvío que hizo pasar el balón por encima de Monllor y Franco Romero con un frentazo abrió el marcador.
En la segunda parte, las cosas se complicaron más. Porque Liniers fue un equipo confuso y confundido. Que flaqueó bastante en defensa, a pesar de la poca insistencia de Español, por el temor que habitualmente evidencian los equipos para ir en busca del gol cuando están arriba en el marcador. Que no pesó en el medio y que dejó su suerte librada, arriba, a algún pelotazo sin sentido. Lo de Español fue clarito. Se dedicó a reducir espacios y a tratar de iniciar algún contraataque. Pero lo mejor que realizó sólo se vio en los primeros cinco minutos: cuando Monllor tapó un enérgico remate de Franco Romero que apareció en soledad ante el arquero de Liniers, y luego con uno de los tantos desbordes de Pablo Berra que culminó con un centro a la cabeza de Chiquilito contenido sin inconvenientes por Mariano Monllor.
A los veinticuatro minutos David Córdoba reemplazó a Alejandro Cuevas. Y cinco minutos después se produjo el primer disparo al arco del conjunto “Celeste” por parte del jugador recién ingresado. Se fue desviado, pero valió el intento. Enseguida Rizzo colocó una gran habilitación para Rodrigo Platero que dominó el esférico dentro del área pero falló en la definición. Salvo esta acción, todas las demás fueron las de un fútbol sin sorpresas, sin explosión. A sólo tres minutos del final ingresó Nicolás Horacio por Alan Storni. Pero eso no alcanzó para cambiar las cosas. Tampoco con el ímpetu de Acosta que “tomó la lanza” y fue al ataque para vender cara la derrota. Español hizo la suya y terminó llevándose los tres puntos. En el momento de la autocrítica, un momento nada fácil, habrá que analizar cada detalle, cada error, el grado de culpabilidad.
Héctor Quatrida
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