Un triunfo inolvidable y también indiscutible. Necesario para salir de un momento en que todo parecía desvanecerse por los malos resultados. Liniers sacó chapa en Berazategui y se trajo un triunfo de esos que no se empardan. Ganó y convenció desde un planteo diagramado en la semana por Norberto D’Angelo, el hacedor intelectual de la conquista.
Liniers salió con su esquema habitual de 3 defensores, con el debut de Sebastián Allende, que por momentos fueron 5, con dos carrileros Aversa y Storni (increíble como Luis González no le dio minutos en cancha) que se sumaron en la doble función defensiva y atacante. En el medio Romero y Platero conformaron una dupla que cortó los circuitos naranjas y apoyó siempre al compañero mejor ubicado. Pero el celeste no se quedó con la mitad de la historia: Tuvo un Argüello que brilló como nunca, con espacio y una precisión milimétrica en cada estocada profunda que colocó para Rizzo y Villalba, penetrantes y generadores permanentes de peligro.
Los atributos de Liniers pasaron por la concentración, el orden y la inteligencia. Berazategui tan sólo en los primeros minutos pareció sentirse cómodo, pero bastó que comenzaran a aparecer algunas dudas defensivas, y que La Topadora por tres veces tuviera la chance de convertir, el último un soberbio remate de Figueroa cerca del horizontal, para sentir que la mano no venía como pintaban los papeles.
El Naranja entonces se fue quedando sin argumentos, se limitó a intentar con las subidas de Italiani o el despliegue de Ernesto Banegas. Liniers estuvo muy sólido atrás, con Cabrera como voz de mando. Esperó sin dar ventajas, cerró los espacios y fue aventando los tibios intentos de un rival que comenzó a intranquilizarse.
Cerca del final del primer tiempo Ernesto Banegas intentó de media distancia cerca del horizontal y en la jugada siguiente, tras un córner mal ejecutado (el primero que disponía el local), en la réplica, Argüello le puso magnífico pase en profundidad a Villalba que en velocidad dejó desairado con un túnel a Quillutay y enfrentó a González definiendo de zurda junto al palo derecho. Golazo. Los casi 3000 asistentes enmudecieron por un instante en el Norman Lee.
Segundo tiempo y Berazategui sacó un defensor, puso un enganche, jugó con línea de tres, Ernesto Banegas se movió definitivamente por derecha, Pastor intentó por adentro y por afuera, cambió delanteros, pero nada le resultó efectivo.
Liniers mantuvo un ordenamiento admirable. Lo planteó de contra y tuvo sus chances para ampliar. Un cabezazo de Rizzo junto a un poste, otra llegada de Aversa que se lo perdió frente al arquero y siempre la sensación que el segundo podía llegar. Storni imparable por izquierda, Rizzo y Villalba pesadillas para los defensores. La desesperación se fue apoderando del Naranja. Lejos de acorralar a Liniers, no tuvo ideas para romper el esquema planteado. Tuvo un sola oportunidad clara de gol. Fue en la media hora a través de Pombo, apareciendo por primera vez Monllor con una volada admirable para evitar la conquista. Hasta el final el Celeste no sufrió sofocones. Pareció hacer fácil lo que parecía imposible. Y lo hizo con armas nobles.
Luego del partido, la felicitación de directivos y jugadores naranjas hacia sus pares celestes por el buen partido jugado fueron el fiel testimonio de que éste es el camino a seguir.
Liniers había tocado fondo, pero siempre estuvimos convencidos que había material para salir adelante. Este tal vez sea el primer escalón para comenzar el repunte.
Víctor Marinelli
No hay comentarios:
Publicar un comentario