El significado del título de la nota es para dar a entender, de manera escueta, la producción de Liniers en el último encuentro disputado. Es decir, fue superior a su adversario en los cuarenta y cinco minutos iniciales, lo “durmieron” en los primeros instantes de la segunda etapa, y, aunque redobló sus esfuerzos para revertir el tanteador desfavorable, mostró la típica versión de un equipo que se apura en el traslado del balón, que no piensa y, por consiguiente, termina dividiendo la pelota haciéndose más difícil la llegada nítida al área rival.
Héctor Quatrida
En resumidas cuentas, así se desenvolvió el “Celeste” en el transcurso del partido. Ante un Talleres que no exhibió cualidades significativas. Que no dominó el desarrollo del cotejo. Aunque, mal que nos pese, no podemos discutir la legitimidad del triunfo que consiguieron. Es sencilla su explicación: sacaron rédito en una acción de pelota detenida (justamente uno de los puntos más fuertes de la “Topadora”), y luego extendieron el marcador a dos goles con un tiro desde el punto penal, tras una acción sucedida dentro del área que el juez del partido interpretó como mano intencional.
Para presentar un panorama del oponente en cuestión, es acertado señalar que el de Ricardo De Angelis es también un equipo en formación, que ni por asomo posee en calidad individual el plantel que tuvo en temporadas anteriores, y que cuenta con un futbolista de esos que en la jerga “futbolera” se rotulan como “el jugador distinto”; hacemos referencia a Jonathan Lezcano. Que en este encuentro no formó parte de los once iniciales por no encontrarse al ciento por ciento de su forma física.
En tanto, en el conjunto dirigido por Luis González, también podemos afirmar que los movimientos de pelota parada fueron los que pudieron haber vulnerado el arco defendido por Juan De La Fuente. Quizás la jugada más clara haya sido la del primer tiempo. La que tras la formidable pegada de Ezequiel Argüello, estuvo a punto de convertir Leandro Aversa con un golpe de cabeza haciendo que el esférico pase muy cerca de uno de los postes. Después tendremos que referirnos a las ocasiones de gol generadas en la parte complementaria. A saber: promediando el cuarto de hora, un tiro de esquina efectuado por Argüello derivó en una serie de rebotes dentro del área y Damián Villalba estuvo a punto de conectar, de no ser por el despeje providencial de uno de los defensores del conjunto de Remedios de Escalada. Y a los treinta y seis minutos, tras un tiro libre que ejecutó el reemplazante de Argüello desde el minuto veintitrés, Marcelo Araujo, el “Celeste” pudo haber conseguido el tanto a través de un cabezazo de Marcos Cabrera.
Dicho esto, no hay más elementos relevantes para subrayar. Darío Carpintero y Jaime Molfeso, de penal, fueron los autores de las conquistas del conjunto “Tallarín”, que no hizo más que Liniers para obtener los tres puntos en disputa. Sólo aprovechó un mal cálculo de la defensa local en un córner y luego, desde los doce pasos, estableció el dos a cero definitivo.
El entusiasmo de la gente finalmente se apagó una vez concluido el partido. Fue una lástima. Porque de a ratos, Liniers dio la sensación de que tiene la idea. Aunque todavía se le escapa. Tendrá que seguir “ensayando”. Ante Luján produjo muestras fugaces e individuales de lo que se pretende. Ojala se repitan la próxima semana en Gerli.
Héctor Quatrida
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