INAPELABLE

El peor debut de Liniers. La expectativa creada no se tradujo en el campo de juego. Es más, el fuerte del equipo en los amistosos pareció ser la línea de fondo: frente a Lamadrid fue el punto más flaco. Liniers fue un equipo que dio todo tipo de ventajas defensivas, por los laterales y por el centro. Individual y colectivamente. Tampoco demostró volumen de juego y su recursos se limitaron al pelotazo, a empujar, en medio de un desorden alarmante. Ni aún cuando se puso a un gol tuvo cartas suficientes para llegar al empate.

Preocupación es la palabra, un tanto apresurada tal vez, pero que denuncia la necesidad de un rápido replanteo. Liniers quiso ser protagonista pero de local (como en la última temporada) esa pilcha le volvió a quedar muy grande. La racha desfavorable en Villegas asusta: De los últimos 9 partidos perdió 8 e igualó el restante.

Lamadrid con un par de rápiditos en ofensiva y aprovechando las concesiones recibidas, ganó casi sin contratiempos. Fue frío y práctico.

Daniel Saranzotti, a pesar de los goles, Oscar Romero, multiplicándose en el medio, tratando de cubrir los espacios que dejaban sus compañeros, Leandro Aversa dándole dinámica por su sector y Damián Villalba, con pocos minutos prometedores, fueron de lo poco positivo que dejó el equipo.

Sebastián Bresba fue coherente en el pobre desempeño a que nos tiene acostumbrados. Pero esta vez lo superó el primer línea, Daniel Reinoso, con sus múltiples desaciertos: Debió levantar su banderita en el primer gol de Lamadrid, ya que su autor Alberto Martínez estaba fuera de juego, y sobre la hora incomprensiblemente le anuló un gol a Damián Villalba, que arrancando habilitado produjo una gran acción individual que terminó en la red.

Pero no hay justificación posible para una derrota inapelable. Simplemente confiar en el trabajo semanal para poder revertir en el Bajo Belgrano la pobre imagen dejada.

Víctor Marinelli