Nuevamente, como fue casi una constante a lo largo del campeonato, errores infantiles privan a Liniers de sumar puntos. Esta vez Monllor, la gran figura de tantos partidos, no tuvo una tarde felíz y sendos errores (el primero en una pelota llovida y el segundo compartido con Romero que le entregó una pelota muy comprometida) derivaron en los goles de Central Córdoba que le permitieron llevarse los tres puntos.
En un partido interesante, parece quedar en un segundo plano todo lo bueno que hizo el equipo, que evidenció el progreso alcanzado en los últimos partidos. Con un gran primer tiempo, saliendo con un ritmo infernal, tuvo a mal traer al equipo rosarino, generando varias opciones de gol, que hicieron protagonista al arquero Leguizamón y también al árbitro, que increíblemente a instancias del segundo línea anuló un gol a Hugo Palmerola perfectamente habilitado. Llegó el primer obsequio que el equipo rosarino aprovechó en su única llegada en el período, pero inmediatamente un golazo de Hugo Palmerola casi al final, con una volea cruzada impactante, estableció la igualdad.
En el complemento mejoró la visita, Liniers cedió terreno, pero no perdió el control. Tuvo más la pelota la visita, pero sin establecer claras diferencias en el área. Ariel Figueroa tuvo el triunfo mano a mano con Leguizamón, que llegó a desviar y cuando el partido pintaba para un lógico y justificado empate, llegó el segundo regalo y los tres puntos viajaron a Rosario.
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