En el ámbito del fútbol muchas veces hemos escuchado: “Jugando así son más las veces que vamos a ganar que las que se van a perder”. O que ciertas derrotas, a veces, dejan alguna esperanza en lo sucesivo. Es el caso de esta última que sufrió Liniers -la tercera de manera consecutiva- en la cancha de Leandro N. Alem ante Defensores Unidos de Zárate por la mínima diferencia. Son las caídas que dejan un saldo rescatable para la conclusión crítica.
Como tantas veces, Liniers fue en los primeros minutos un aluvión como para sembrar el pecho de esperanzas. Probando de media distancia con Adrián Maldonado, luego con Ariel Figueroa, todo eso en apenas diez minutos de juego. A los once, se produjo la primera situación de riesgo: Hugo Palmerola intentó colocar la pelota de emboquillada y Nicolás Peranic la envió al corner. Inmediatamente después de ese tiro de esquina, respondieron los zarateños en una rápida acción de contraataque: Nicolás Vara colocó un pase milimétrico para Hugo Cuatrín que picó a toda velocidad, pero falló en la definición. O, mejor dicho, Mariano Monllor taponó el remate del delantero local. Pero a pesar de este sofocón, Liniers siguió dominando la pelota y el terreno con un buen agrupamiento del medio campo. Tanto es así, que los dirigidos por Víctor Malchiodi no llegaron a tener otra ocasión como esa durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Y, por el contrario, La Topadora contó con dos oportunidades más para abrir el tanteador en esa etapa inicial: en el minuto treinta, tras un tiro libre directo al arco ejecutado por Maldonado el balón pegó en el travesaño, y a dos minutos del final Figueroa, proyectándose por su sector, realizó el desborde y centro atrás para la entrada de Palmerola que le dio de primera y, ante la imposibilidad de detención del arquero, el esférico rebotó en el pecho de Facundo Algañaraz y se fue al corner.
En el primer cuarto de hora del complemento se acrecentó la oportunidad de gol para Liniers. A los doce minutos, Franco Bejarano despejó el balón en la línea cuando Christian Moyano había “punteado” primero que nadie a la salida de un corner efectuado por Palmerola. Un minuto después, el mismo Palmerola tuvo la posibilidad de convertir dos veces en la misma jugada. En ambas oportunidades sobresalió Peranic. Especialmente en la segunda, ante la estupenda media vuelta del delantero de Liniers. Pero, dentro de ese lapso, se produjo la jugada que pesó psicológicamente en los protagonistas del encuentro. Lucas Ceballos ingresó al área y Marcos Cabrera, que fue al cruce, cometió penal. Darío Lema se encargó de la ejecución y con un toque suave a la izquierda de Monllor anotó. Esto, en cierta medida, fue facilitando la intención del contragolpe que escondió Defensores Unidos. Que pudo haber aumentado el marcador con otro disparo desde los doce pasos (por una mano casual de Cabrera que le costó la expulsión), esta vez, ejecutado por Santiago Davio y contenido magistralmente por Monllor cuando se cumplía el minuto treinta y dos. Como también pudo haber sucumbido luego del gol que convirtió Ariel Figueroa y que, por causas que se desconocen, fue anulado. Dos acciones casi seguidas en las cuales ni nuestros colegas zarateños acreditaron las decisiones del árbitro. Y que, por tanto, nos eximen a nosotros de cualquier comentario. Al momento de cumplirse el tiempo reglamentario, Darío Lema ensayó un disparo que pasó cerca de uno de los ángulos. Y un minuto más tarde, Nicolás Peranic se constituyó en figura determinante al taparle un remate a Hugo Palmerola, tras una gran habilitación de Maximiliano Becerra. Enseguida llegó el final. Podemos afirmar que Liniers concluyó con una actuación elogiable. Protagonizó un papel principal y no de reparto. Y se exhibió en algunos de sus hombres una superación evidente. Claro, si sólo se pone atención en lo inmediato, son tres puntos para el conjunto del barrio de Villa Fox. Pero es el triunfo de lo permanente en el reino de lo efímero.
Si se repiten desarrollos como éste, seguro van a venir más victorias que derrotas. Ojalá lleguen pronto. Mientras habrá que esperar. Ya lo decía el maestro Adolfo Pedernera: “La vida tiene cara y ceca, como la moneda…ya se va a dar cara en cualquier momento”.
Si se repiten desarrollos como éste, seguro van a venir más victorias que derrotas. Ojalá lleguen pronto. Mientras habrá que esperar. Ya lo decía el maestro Adolfo Pedernera: “La vida tiene cara y ceca, como la moneda…ya se va a dar cara en cualquier momento”.
Héctor Quatrida
1 comentario:
fui a la cancha,me gusto liniers cambio de actitud fue al frente y supero en todo momento al rival q no jugo a nada y ni peligro causo,c perdio pero fue diferente,un desastre el arbitro regalo un penal el segundo y encima expulso a cabrera y nos anulo un gol vaya a saber porq??abria q poner esas cositas tambien asi la gente sabe...vamos cele q el sabado ganamos
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