Nunca los partidos se parecen unos a otros. En ello insisten los versados analistas de escritorio tratando de justificar, en vano, que es una ciencia exacta. El fútbol no es una ecuación matemática. Y aunque la matemática no mienta y en este caso diga que Liniers pasó otra fecha sin sumar unidades, esta última derrota ante Cambaceres en nada se pareció a la anterior sufrida contra Talleres. No porque Liniers haya sido un derroche de virtudes. Tampoco fue así. A decir verdad, el partido se paró en el escalón de lo discreto. Pero sí fue superior a su adversario y mereció llevarse los tres puntos. Los primeros minutos fueron de estudio. Ninguno de los dos conjuntos pudo pisar el área. El juego se cortó antes. Luego, sobre los trece minutos, el “Celeste” pudo finalizar una jugada con Alejandro Cuevas rematando dentro del área penal para probar las seguras manos del arquero visitante. Hasta ese primer cuarto de hora ninguno se había exhibido como un claro dominador. Todo estaba muy parejo. Aunque Liniers insinuaba una leve superioridad. Quizás por el vigor que evidenció, tan dotado de velocidad, pero carente de fútbol en medida semejante. En el elenco visitante poco y nada. Pero hay tanto azar en el fútbol que muchas veces se hacen goles sin motivos. Y que alivio para Cambaceres que al cumplirse el minuto dieciséis convirtió uno sin argumentos. Nicolás Kissner fue el autor tocando suave con su botín diestro, tras recibir el balón en soledad cerca del punto penal. Para Liniers empezó otro partido. El de vencer a su propio fastidio. Además de derrotar a su oponente. El encuentro perdió la calma y comenzaron las fricciones. La visita, con una consigna clavada entre ceja y ceja: “si pasa la pelota, queda el jugador”. Curiosamente, los únicos dos amonestados eran del conjunto que dirige Rodolfo De Paoli. Aunque poco tiempo después fue amonestado uno de los volantes centro del “Rojo” de Ensenada, Daniel Cardozo. De todos modos, el primer tiempo dejó poco margen para el comentario. Un mero detalle cronológico da una idea más o menos precisa del potencial atacante de Liniers: la primera llegada de riesgo fue un disparo de Hugo Palmerola a los veintitrés minutos que un defensor logró despejar. Y a los treinta y cinco, Sebastián Allende, dentro del área, no pudo conectar con precisión un centro enviado por Nicolás Horacio. A pesar de las escasas exhibiciones, el “Celeste” demostró alguna inquietud por comunicarse con la meta.
En los segundos cuarenta y cinco minutos Liniers no cambió su tozuda postura ofensiva. Siguió metiendo para arriba. Buscando el gol. Hugo Palmerola contó con dos ocasiones para convertir. Una fue a los ocho y la siguiente a los doce minutos. La primera fue un remate recto que se perdió por el horizontal. Y la segunda, entrando al área, ejecutó haciendo tocar el balón en la parte externa de la red. La disposición del conjunto de Ensenada fue cautelosa. Agrupó bastante gente atrás y casi ni se animó a pisar el área adversaria. En una de las pocas aproximaciones, Oscar Romero desalojó el peligro ante un intento de Nicolás Kissner. Pero Liniers siguió siendo más que su rival. Y de tanto bregar llegó a la igualdad: a punto de cumplirse media hora de juego, Maximiliano Portillo desbordó por el sector izquierdo del ataque y colocó el esférico en el área; allí Raúl Ruiz tocó para Palmerola que cedió para Cuevas y el volante proveniente de Colegiales con un toque de derecha emparejó las cosas. Y algo de justicia en el marcador. El equipo se fue acelerando en su propio entusiasmo. Por momentos, parecía un “noqueador” dispuesto a sacar a su contendiente del cuadrilátero con dos golpes de nocaut. Esa actitud, honesta y virulenta, le provocó algunos inconvenientes en el fondo. Daba la sensación, de todos modos, que Liniers lograría su propósito: el de quebrar a Cambaceres. Pero no. Fueron los “Rojos” los que anotaron a sólo dos minutos del final. Con un derechazo cruzado del ingresado Jorge Casanova, tras un pase bien colocado por Nicolás Kissner. Y otro partido que se escapa en el final. Como ante El Porvenir, también el de Berazategui. Justo cuando el rival no lo merecía. Cuando el gasto, el mayor, el notorio, lo había hecho Liniers. Injusto pero real. Fue una lástima. La historia pudo ser distinta. Se perdió cuando lo estaba por ganar.
Héctor Quatrida
3 comentarios:
m imagino q ya ce fue de paoli no??o tan esperando descender con el tecnico desastre ese...cuando me puedo ir a probar??tengo 39 años pero con lo horrible y pecho frios q son el 4 y el 2 toy para jugar por lo menos voy a tener mas ganas...q dastre dios
es que los dirigentes hacen mal las cosas... siguen bancando a de paoli... dejan ir a varela... el club se cae a pedazos.... ponganle amor muchachos y tomen mejores desiciones....
marinelli, a quien le vas a echar la culpa ahora ???, te maltrataron los de Cambaceres ?? o estas dolido ??
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