Indudablemente, obtener un empate en el “Gabino Sosa” no es algo para despreciar ni mucho menos. Sobre todo cuando el conjunto local, Central Córdoba, “anda derecho” y tiene, además, serias pretensiones de salir campeón.
Enfrente estuvo Liniers. Que no fue a “colgarse del travesaño”, pero sí tomó los recaudos pertinentes teniendo en cuenta la dimensión del rival.
Esta vez el equipo no estuvo para sutilezas. Como observamos la semana pasada ante Dock Sud, en el que se animó a sostener el ritmo- al margen de la ya comentada inferioridad numérica- , a provocar las variantes, a soltar el ingenio, a trasladar al campo su propia potencia. En esta oportunidad, se jugó a la manera de Central Córboba. En la mayor parte del encuentro el “Charrúa” tuvo la posesión de la pelota. Y, se sabe, con ella se juega y, también, se domina al adversario. Y aunque a veces no la haya utilizado con criterio (hablamos del elenco rosarino), por lo hecho por ambos equipos, no creemos exagerar si decimos que pudo ganar Central Córdoba y nadie se hubiera asombrado. Al fin, siete situaciones de riesgo frente al arco defendido por Mariano Monllor son elementos probatorios de la mordacidad de los dueños de casa. La pelota llegó con sensación de gol varias veces al área de Liniers. Pero, en general, no fue feliz la definición. Alejandro García, con un toque suave de zurda, se perdió el gol a los dos minutos, y luego Juan Lescano se dejó ganar lo posición por Gerardo Maidana cuando se aprestaba a definir dentro del área. Sobre el final de la etapa inicial se agigantó la figura de Mariano Monllor. Primero ante Juan Lescano, que intentó eludirlo y definir, y un minuto después enviando al corner un magnífico remate de Lucas Lazo. En tiempo adicionado al reglamentario, nuevamente Lazo procuró vulnerar la valla visitante con un disparo que salió desviado aunque muy cerca de uno de los palos.
En el complemento las cosas no cambiaron. O cambiaron muy poco. Podemos señalar con acierto que mermó bastante el asedio del conjunto local y Liniers contó con dos ocasiones para convertir: a los veintinueve minutos se fue por muy poco una sutilidad de Alejandro Varela buscando definir de emboquillada, y, a dos minutos del final, Hugo Palmerola no pudo resolver dentro del área penal, tras una fina habilitación de Denis Segovia. De todos modos, y teniendo en cuenta el trámite, por momentos intenso del partido, no era para desencantarse. El “Charrúa” cuando atacó, lo hizo con acompañamiento. Hilvanó mejor los avances. No siempre, claro. Pero sí, muchas más veces que el “Celeste”. A Liniers le faltó cambio de velocidad y llegada masiva. Lo que no le faltó, y fundamentalmente en el epílogo del cotejo, fue la estupenda intervención de Mariano Monllor. Una vez más, el brillante arquero surgido de Vélez Sársfield salvó a Liniers ahogándole el grito de gol a Martín Salinas dos veces en la misma jugada. Breves instantes después cayó el telón en la calurosa tarde rosarina y “La Topadora” mantuvo la igualdad.
Al fin, un empate en Rosario, con Central Córdoba, no es cosa para despreciar. En el terreno de las especulaciones hasta se diría que se trata de un buen negocio. Aunque el equipo no haya jugado bien sino a ratos, y muy breves. Y haya peligrado, y seriamente, al final. Pero, claro, el arquero para eso está. Y el equipo, en general, que sin dudas seguirá trabajando para mejorar, también está. Aplausos.
Héctor Quatrida
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