Laferrere se llevó el triunfo de Villegas en el partido de ida. Tuvo la virtud de aprovechar todo lo que le ofreció defensivamente un equipo celeste que volvió a dar ventajas inadmisibles a esta altura de las circunstancias, que marcan un funcionamiento que no es el adecuado.
Podríamos afirmar que el Villero fue todo eficacia ofensiva, pero además le adicionó una cuota de sacrificio y temperamento, que dejó bien sentado el concepto que jugó el partido como una final.
Por el lado del celeste, si bien intentó generar su juego, y en algunos momentos lo alcanzó, le faltó mayor peso ofensivo y sus errores no tuvieron perdón. Nunca bajó los brazos y en el complemento, estando dos goles abajo y con un hombre más, descontó de tiro libre estando muy cerca de lograr el empate, dejando enormes dudas Gastón Iglesias al anularle un gol a Brunetti a instancias del primer línea José Mollard, que levantó la banderita cuando la pelota estaba dentro del arco. Tras cartón llegó el tercero de la visita y si bien La Topadora buscó descontar con los cambios, no tuvo ideas y el nerviosismo se generalizó, quedando con un hombre menos por expulsión de Ernesto Banegas.
Con oficio, aprovechando al máximo los regalos recibidos, Laferrere inició con buen pie la serie. Quedan 90 minutos y Liniers ahora con la necesidad de ganar al menos por tres goles de diferencia. Conociendo el potencial del equipo, habrá todavía que jugarle unos boletos. La hazaña no es imposible.
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