“Nos vamo a la B…nos vamo a la B Topadora…nos vamo a la B…”. Este fue el cántico elegido por la hinchada “Celeste” al final del partido para demostrarles a los jugadores que no va a faltar apoyo desde afuera. Ahora, bien, habrá que esperar (ojalá que sea pronto) que el equipo recupere sus capacidades. Y no estamos hablando de lo futbolístico. No es nuestra intención jugar al misterio. Por eso, hay que decirlo y sin vueltas: el equipo ha perdido la tolerancia a la frustración y el control emocional. Y éstas, son capacidades importantes que el grupo ha adquirido en su etapa anterior. Con la ayuda de la psicología aplicada al deporte. Algo que hoy todavía es muy cuestionado en el fútbol, desgraciadamente. Si alguien quiere leer esta nota como una crítica destructiva, es cosa suya. No creemos que, sólo por casualidad, se hayan visto esos rostros apesadumbrados una vez finalizado el encuentro. Nadie está feliz después de una derrota –ya van dos seguidas- , eso es cierto. Pero, este grupo de jugadores sabe perfectamente que luego de la competencia hay que desdramatizar los resultados negativos. Como también es y será muy importante fomentar la comunicación positiva. A simple vista, parecería que esto se ha perdido. Si nuestra lectura es errónea, pues bien, no dudaremos en manifestarlo. El tiempo lo dirá. La autoconfianza y la motivación serán elementos primordiales para afrontar el próximo compromiso. Porque aún nada se ha finiquitado en este certamen, por cierto.
El traspié ante Argentino de Merlo por 2 a 0 dejó algunas cosas para el análisis. En el primer cuarto de hora Liniers evidenció una notable mejoría con respecto al partido con Luján. Tomó la iniciativa, se apoderó del balón, aunque le faltó ser más incisivo en el área rival. Salvo una arremetida de Juan Brunetti en “palomita” que no pudo conectar, los dirigidos por Ariel Melián no generaron riesgo contra la valla defendida por Rodrigo Ponce. Después de los quince minutos el elenco visitante emparejó el partido y tuvo en Oscar Velasco a su figura excluyente. A los 18, encaró y eludió a Darío Ledesma y habilitó con un preciso centro hacia atrás a Federico Rodríguez, que elevó su remate. Enseguida, dos llegadas más por parte de Héctor Sanabria y nuevamente Velasco encendieron la alarma en el arco local. Pero a los 27 contestó Liniers con un desborde y centro de Leandro Aversa, que Brunetti no logró concretar desviando su disparo con el botín derecho en el área chica. Cerca del epílogo, Jonatan Mayola habilitó a Velasco y el hábil delantero con la cara interna de su botín diestro definió con maestría ante el achique de Marcos Fernández.
El traspié ante Argentino de Merlo por 2 a 0 dejó algunas cosas para el análisis. En el primer cuarto de hora Liniers evidenció una notable mejoría con respecto al partido con Luján. Tomó la iniciativa, se apoderó del balón, aunque le faltó ser más incisivo en el área rival. Salvo una arremetida de Juan Brunetti en “palomita” que no pudo conectar, los dirigidos por Ariel Melián no generaron riesgo contra la valla defendida por Rodrigo Ponce. Después de los quince minutos el elenco visitante emparejó el partido y tuvo en Oscar Velasco a su figura excluyente. A los 18, encaró y eludió a Darío Ledesma y habilitó con un preciso centro hacia atrás a Federico Rodríguez, que elevó su remate. Enseguida, dos llegadas más por parte de Héctor Sanabria y nuevamente Velasco encendieron la alarma en el arco local. Pero a los 27 contestó Liniers con un desborde y centro de Leandro Aversa, que Brunetti no logró concretar desviando su disparo con el botín derecho en el área chica. Cerca del epílogo, Jonatan Mayola habilitó a Velasco y el hábil delantero con la cara interna de su botín diestro definió con maestría ante el achique de Marcos Fernández.
En el segundo tiempo, “La Topadora” intentó llevar por delante a la “Academia” de Merlo. Visualmente, dio la sensación de conseguirlo por momentos. Pero resultó un espejismo. Fue más desde la tenencia, y no desde la profundidad. Sólo produjo remates de media y larga distancia que fueron bien controlados por Rodrigo Ponce. Los orientados por Horacio Fabregat, en cambio, actuaron astutamente. Con la frialdad de una computadora. Cada vez que capturaron la pelota supieron sacarle provecho. Y el contraataque funcionó eficientemente. Velasco y el ingresado Héctor Amarilla hicieron desorbitar al arquero “Celeste”. Y faltando un minuto para cumplirse el tiempo reglamentario, Martín Iglesias superó la resistencia de Marcos Fernández.
Final del partido y desazón en Villegas. No hay excusas para atenuar la derrota. Esperamos que sea la última. Quizás, el próximo viernes presenciemos la ostensible recuperación de “La Topadora”. O al menos, la capacidad de soñar.
Final del partido y desazón en Villegas. No hay excusas para atenuar la derrota. Esperamos que sea la última. Quizás, el próximo viernes presenciemos la ostensible recuperación de “La Topadora”. O al menos, la capacidad de soñar.
Héctor Quatrida
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