IGUALES EN LA TABLA, PERO DISTINTOS EN LA CANCHA

El partido tuvo todos los ingredientes propios de una final. Un lleno total en el estadio, despliegue periodístico inusitado. Diríamos que lo único que no se emparentó con una final fue el nivel de juego, ya que habitualmente los partidos con mucho en juego suelen ser aburridos y tediosos. Nada de eso ocurrió en Villegas. Fue un partido de alto nivel. Frente a frente los dos mejores equipos de la categoría, y no defraudaron para nada.

De entrada pareció mejor parado Talleres, pero rápidamente Silvio Fuentes, una de las figuras del celeste, se hizo dueño del medio campo, apuntalado por el aporte de Oscar Romero. Los dos equipos sin dar ventajas, desarrollaron un juego atractivo, de buen traslado, pero con una leve supremasía de Liniers, que siempre tuvo el papel protagónico. A los 15 gran proyección de José Banegas, de las que ya nos va teniendo habituados, y remate exigente para Saranzotti, que contuvo con acierto. Ariel Penel comenzó a tener protagonismo, más por lo que no hizo que por lo que hizo, esto es, dejó pasar por alto numerosas infracciones, que buscaron especialmente a Brunetti y Palmerola. Acosta jugó regalado gran parte del partido. En la media hora, Palmerola pudo despegarse de la ferrea marca de Bilbao y remató con potencia al centro del área, rechazando un defensor con esfuerzo en la boca del arco. La única llegada de Talleres fue una sorpresiva aparición de Maxi Rodríguez asistido por Dudy Pérez, rematando cerca de un poste. Cerca del final de la etapa, otra vez Saranzotti, que ya comenzaba a ser figura, evitó el gol ante remates de Silvio Fuentes y fundamentalmente de Ernesto Banegas, que volviendo sobre sus pasos pudo desviar.

Al minuto del complemento Stansiola dejó en claro que Liniers quería los tres puntos, rematando apenas alto, y luego un zurdazo de Brunetti se perdió cerca de un poste. A Talleres nunca le disgustó el empate y en cada acción lo dejó en claro. Cuando el partido parecía decaer en su ritmo, llegó un error defensivo celeste tras un lateral y Cérica no perdonó. Talleres impensadamente, en su segunda llegada al arco abría el marcador. Pero esta Topadora, acostumbrada a las grandes batallas, a dar vuelta resultados y a dejar más de la cuenta cuando la mano viene torcida, no cesó con gran coraje en intentar quebrar el arco rival. Buscó por izquierda, toda vez que Palmerola no podía desequilibrar por su sector. Acorraló con fútbol a Talleres. Saranzotti demoró en demasía, pero tampoco tuvo sanción. La adversidad pareció otra vez agrandar al celeste: Primero Palmerola remató por arriba una pelota robada por Romero, a los 25 llegó el error capital del árbitro, cuando apareció Luis Stansiola mano a mano con el arquero, y su remate dio en el poste, el rebote fue desviado intensionalmente con el brazo por Maxi Rodríguez cuando la pelota ingresaba en el arco, volviendo a pegar en el palo. En la misma jugada trabó Bordón y fingió una lesión para distraer a un árbitro que ignoró olímpicamente el penal (y la consecuente expulsión de Rodríguez). Pero en la acción siguiente, del tiro esquina esta vez sí Ariel Penel acertadamente cobró penal, tras otra mano (esta vez infantil) de Maxi Rodríguez dentro del área. Juan Brunetti, con su calidad caraterística, hizo estéril el esfuerzo de Saranzotti, que fue sobre su palo izquierdo, pero no llegó. El empate lejos de conformar a Liniers, fue el incentivo para ir por más. Y a partir de allí, en los últimos 15, se vio una supremasía marcada del celeste, que chocó una y otra vez con el arquero visitante. Jugada individual de Stansiola y remate cerca del palo derecho. En una réplica, Lutzky llegó sobre los 40, en la tercer llegada de Talleres al arco, exigiendo a Marcos Fernández que respondió en gran forma. Y tres jugadas de gol frente al arco albirrojo en el final: Stansiola, de gran segundo tiempo, con remate bombeado y rechazo espectacular de Saranzotti, cabezazo esquinado de Varela y fenomenal atajada del arquero sobre su izquierda, y Fuentes en el último minuto con remate de media distancia hizo una vez más extremar al arquero. El pitazo final fue un respiro para Talleres.

No hubo dudas. Repasando datos incuestionables: Las situaciones de gol generadas por uno y otro. Saranzotti como la figura de Talleres. El error grave del árbitro en el segundo tiempo y la liviandad que tuvo para no sancionar el juego fuerte Tallarín especialmente en el primer tiempo. La satisfacción no disimulada de Talleres de estar en todo momento satisfecho con el empate. La conclusión es obvia.

Terminaron iguales en la tabla, pero fueron distintos en el campo de juego. Liniers hizo sobrados méritos para quedarse con el triunfo.

Víctor Marinelli