Si la primera referencia en un comentario de un partido de fútbol alude al árbitro, es posible enunciar la siguiente disyuntiva: su desempeño alcanzó un alto vuelo o, en su defecto, sus fallas tuvieron rango de excepción. Así las cosas, debemos señalar que la actuación de Sebastián Bresba, para infortunio de Liniers, no quedó enmarcada en la primera posibilidad. Sus defectos superaron lo imaginable. Su incapacidad técnica y su falta de criterio quedaron a la vista. Pero lo más notorio fue su soberbia y petulancia.
En un comienzo en el cual Liniers fue cobrando protagonismo a través del manejo de la pelota, bien distribuida por Román Gnocchi y Silvio Fuentes, hubo que soportar el “apriete” del árbitro que, desde un principio, advirtió que no iba a cobrar “mancha”. Cuando en realidad los jugadores de “La Topadora” ya habían sido víctimas de algunas infracciones. Lo que sí sancionó (en esta ocasión consideramos que acertó aunque estaba lejos de la jugada) fue la infracción cometida por Marcos Fernández a Damián Salvatierra dentro del área penal, que luego Diego Toledo sentenció desde los doce pasos. A partir de ese suceso, el conjunto dirigido por Osvaldo Ruggero tuvo una merma en su rendimiento. Al mismo tiempo que los de Loma Hermosa fueron tomando confianza para elaborar algunos ataques, conducidos por Nicolás Vara y con aportes de Damián Salvatierra. No obstante, el “Celeste” no pasó demasiados sobresaltos y la jugada de mayor riesgo fue un tiro libre ejecutado por Gnocchi, que Nicolás Peranic, en gran estirada, envió al corner. Pero, el árbitro, además de ignorar un codazo de Eduardo Dávila en el rostro de Alejandro Varela dentro del área penal, llegó a su punto culminante sobre el final de la etapa inicial con una acción que superó el límite de lo conocido: Ariel Figueroa le hace rebotar el balón a Nicolás Vara que intentó enviar un centro, y el primer asistente Leandro Vieta, incorrectamente, señala el tiro de esquina para el elenco local. El jugador de Liniers intercambia unas palabras con el asistente y éste inmediatamente llama al juez principal. Llamativamente, luego de una prolongada conversación, Bresba le muestra la tarjeta roja a Figueroa por un supuesto exceso verbal que nunca existió (aparentemente el jugador le dijo que era “un desastre”). En la jugada siguiente Urquiza aprovechó esa situación: Nicolás Vara, con un gran gesto técnico, envió un preciso centro para Mariano Randulfe, que con un excelente cabezazo estiró a dos la diferencia.
En el complemento, “La Topadora” salió con mucha decisión en busca del descuento y antes de los diez minutos contó con dos situaciones para concretarlo: primero con un remate de Silvio Fuentes que rebotó en un defensor y luego Nilo Vigna no pudo conectar con precisión. Y después con aquel derechazo de Miguel Farrera que se fue por encima del travesaño. En tanto, Urquiza se cerró bien atrás y a Liniers se le hizo dificultosa la tarea de penetrar en el área. De todas maneras, Hugo Palmerola tuvo el descuento en sus pies luego de eludir al arquero y definir de zurda, pero su hábil maniobra no finalizó con el grito de gol. Urquiza, de contra, contó con una ocasión por intermedio de Salvatierra, tras gran pase de Toledo, y Marcos Fernández evitó el tercero. Ya, en tiempo de descuento, una pared entre Palmerola y Varela concluyó con un remate del jugador iniciado en Lanús que pegó en la parte externa de la red.
No hubo tiempo para mucho más y J. J. Urquiza se llevó los tres puntos basándose en su solidez defensiva y su oportunismo. Liniers, a pesar de padecer las ínfulas del árbitro, intentó hasta el último segundo del partido con lo mejor que pudo. Con valentía y entereza, aún en la adversidad. A los hombres no nos ocurren las cosas. Las buscamos. Y eso es lo que hace siempre Liniers. Busca, explora, intenta, procura. Pudimos haber dicho que fue un martes para olvidar, que un tropezón no es caída, que se nos vino la noche. Pero no. Vamos a seguir diciendo que Liniers vino a esta categoría a mostrar que se puede triunfar siendo noble en el mundo de los mezquinos. Porque seguiremos poniendo lo que hay que poner. Alma, talento y corazón.
En un comienzo en el cual Liniers fue cobrando protagonismo a través del manejo de la pelota, bien distribuida por Román Gnocchi y Silvio Fuentes, hubo que soportar el “apriete” del árbitro que, desde un principio, advirtió que no iba a cobrar “mancha”. Cuando en realidad los jugadores de “La Topadora” ya habían sido víctimas de algunas infracciones. Lo que sí sancionó (en esta ocasión consideramos que acertó aunque estaba lejos de la jugada) fue la infracción cometida por Marcos Fernández a Damián Salvatierra dentro del área penal, que luego Diego Toledo sentenció desde los doce pasos. A partir de ese suceso, el conjunto dirigido por Osvaldo Ruggero tuvo una merma en su rendimiento. Al mismo tiempo que los de Loma Hermosa fueron tomando confianza para elaborar algunos ataques, conducidos por Nicolás Vara y con aportes de Damián Salvatierra. No obstante, el “Celeste” no pasó demasiados sobresaltos y la jugada de mayor riesgo fue un tiro libre ejecutado por Gnocchi, que Nicolás Peranic, en gran estirada, envió al corner. Pero, el árbitro, además de ignorar un codazo de Eduardo Dávila en el rostro de Alejandro Varela dentro del área penal, llegó a su punto culminante sobre el final de la etapa inicial con una acción que superó el límite de lo conocido: Ariel Figueroa le hace rebotar el balón a Nicolás Vara que intentó enviar un centro, y el primer asistente Leandro Vieta, incorrectamente, señala el tiro de esquina para el elenco local. El jugador de Liniers intercambia unas palabras con el asistente y éste inmediatamente llama al juez principal. Llamativamente, luego de una prolongada conversación, Bresba le muestra la tarjeta roja a Figueroa por un supuesto exceso verbal que nunca existió (aparentemente el jugador le dijo que era “un desastre”). En la jugada siguiente Urquiza aprovechó esa situación: Nicolás Vara, con un gran gesto técnico, envió un preciso centro para Mariano Randulfe, que con un excelente cabezazo estiró a dos la diferencia.
En el complemento, “La Topadora” salió con mucha decisión en busca del descuento y antes de los diez minutos contó con dos situaciones para concretarlo: primero con un remate de Silvio Fuentes que rebotó en un defensor y luego Nilo Vigna no pudo conectar con precisión. Y después con aquel derechazo de Miguel Farrera que se fue por encima del travesaño. En tanto, Urquiza se cerró bien atrás y a Liniers se le hizo dificultosa la tarea de penetrar en el área. De todas maneras, Hugo Palmerola tuvo el descuento en sus pies luego de eludir al arquero y definir de zurda, pero su hábil maniobra no finalizó con el grito de gol. Urquiza, de contra, contó con una ocasión por intermedio de Salvatierra, tras gran pase de Toledo, y Marcos Fernández evitó el tercero. Ya, en tiempo de descuento, una pared entre Palmerola y Varela concluyó con un remate del jugador iniciado en Lanús que pegó en la parte externa de la red.
No hubo tiempo para mucho más y J. J. Urquiza se llevó los tres puntos basándose en su solidez defensiva y su oportunismo. Liniers, a pesar de padecer las ínfulas del árbitro, intentó hasta el último segundo del partido con lo mejor que pudo. Con valentía y entereza, aún en la adversidad. A los hombres no nos ocurren las cosas. Las buscamos. Y eso es lo que hace siempre Liniers. Busca, explora, intenta, procura. Pudimos haber dicho que fue un martes para olvidar, que un tropezón no es caída, que se nos vino la noche. Pero no. Vamos a seguir diciendo que Liniers vino a esta categoría a mostrar que se puede triunfar siendo noble en el mundo de los mezquinos. Porque seguiremos poniendo lo que hay que poner. Alma, talento y corazón.
Héctor Quatrida
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