Yamil Possi -de buen desempeño- había adicionado 3 minutos. Un gesto de insatisfacción se dibujaba en cada rostro celeste porque el empate llevaba consigo un sabor amargo. Liniers en el segundo tiempo había recuperado su nivel, y hecho sobrados méritos para quedarse con el partido. Se jugaban 2 minutos de adición y una vez más apareció Palmerola por derecha apilando rivales, aunque esta vez, felizmente, cambió: No tiró el centro atrás, sino que encaró hacia el arco y remató cruzado desde un ángulo casi imposible. La pelota en su recorrido pareció pedir permiso entre cada una de las numerosas piernas que poblaban el área, hasta penetrar dentro del arco y hacer explotar de júbilo a todo el estadio. Liniers ganaba en la agonía y se afirmaba bien arriba en la tabla, sin que nadie pueda alcanzarlo.
El comienzo no pudo ser mejor para el visitante. Si bien Liniers tuvo la primera en un remate apenas alto de Nilo Vigna, fue una vez más el oportunismo de Petrovelli con un cabezazo (apareció muy libre dentro del área), recibiendo una cesión también de cabeza de Sbuttini. Dos cabezazos dentro del área dice el dicho terminan siempre en gol.
Sin embargo, poco después apareció una de las grandes figuras de La Topadora, en función de carrilero por derecha: Ernesto Banegas, que con un remate cruzado al palo derecho del arquero igualó el partido.
El equipo rosarino prevaleció en el medio y tuvo en su poder mayor tiempo la pelota. No generó demasiado, pero intranquilizó. Con todo, Liniers en una estupenda jugada de José Banegas (que volvió como en sus mejores tardes) en pared con Brunetti, hizo exigir al arquero sobre un palo.
En el complemento la historia fue otra. La Topadora lo encaró con autoridad. Se hizo fuerte del medio hacia atrás y dominó con un gran despliegue de Fuentes y Romero, y comenzó a generar situaciones. Central Córdoba por el contrario, fue utilizando el juego brusco para cortar los intentos celestes. La insistencia de Brunetti y Palmerola hacían extremar defensivamente a los rosarinos. Se sucedían los tiros libres cerca del área visitante, y Fuentes en cada uno de ellos era una amenaza permanente. Stansiola por izquierda marcaba diferencias. El técnico visitante reforzó ese sector con los cambios. Pareció que emparejaba. Petrovelli con una media chilena silenció a todos. Pero Ruggero se la jugó por un delantero más: Portillo. Apostó todo a ganador. Y Córdoba mermaba sus energías, y se enamoraba del empate. Brunetti inquietó un par de veces, Palmerola otra que salió cerca del segundo palo. En el descuento llegó un tiro libre de Fuentes en el borde del área y el Pili López no pudo empalmarla bien por el segundo palo. Parecía que ésa era la última, pero hubo una más y fue la colosal jugada de Hugo Palmerola, que hizo enloquecer a todo Villegas.
Víctor Marinelli
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