Luego del incesante encuentro que mantuvo con Deportivo Laferrere el miércoles pasado, Liniers tuvo otra prueba de fuego. En esta ocasión ante El Porvenir. Y aunque se presentaron algunas dificultades, el elenco orientado por Osvaldo Ruggero logró sortear este nuevo escollo consiguiendo una victoria muy importante por la mínima diferencia que lo deja una vez más solo en la cima, a expensas de lo que suceda el próximo lunes en Remedios de Escalada con el conjunto “tallarín”.
De todas maneras aquello es secundario. Liniers sólo piensa en sí mismo. Y en alcanzar la mejor puesta a punto de todos sus componentes. Sabido es que hace una semana se obtuvieron tres puntos vitales ante Defensores Unidos en un partido durísimo. La seguidilla continuó en Laferrere con otro cotejo no menos intenso que el anterior. Y hoy finalizó con otro sólido triunfo ante los de Gerli, evidenciando una entereza descomunal que, definitivamente, hace ilusionar a su gente. Que hace un largo tiempo han cambiado su semblante. No pueden ocultar su felicidad. Van a la cancha a ver un equipo que deleita. Y hoy no fue la excepción. Aunque también sufrió.
Desde el comienzo, el “Celeste” fue en busca del triunfo con su libreto ya conocido. A partir de la salida de su arco, todos los jugadores participan del circuito futbolístico: Silvio Fuentes organizando la salida clara y acompañando al ataque, buscando la sorpresa de su media distancia. El talento de Román Gnocchi para imponer la pausa en el momento justo y crear con el pase geométrico la jugada de gol. Las proyecciones de Daniel Casais y Luis Stansiola, por derecha e izquierda respectivamente, constituyendo sus zonas en plataformas de lanzamiento para los ataques. Hugo Palmerola desequilibrando con su habitual velocidad y gambeta. Y en el área, la infalible presencia de Juan Brunetti. Siempre rodeado de marcas, pero encontrando luz suficiente para dialogar con la red. Aunque esta vez fue su “socio” del gol el autor de la única conquista de la tarde: Román Gnocchi. Transcurrían diez minutos cuando Brunetti fue víctima de una infracción. En el tiro libre, Casais se encargó de la ejecución y el arquero Valiñas dio rebote. Enseguida apareció en escena Ariel Figueroa para rematar y exigir nuevamente al guardavallas, pero en última instancia Gnocchi colocó su botín zurdo para hacer tocar la pelota con los piolines. Los jugadores de la visita salieron con mucha vehemencia a tratar de lograr la igualdad. Tres minutos después del gol, a Leandro Rodríguez se le pasó por muy poco el balón en el área, tras un centro bien colocado por Matías Sproat. Y a los 21, nuevamente Rodríguez remató dentro del área haciendo lucir a Marcos Fernández que envió el esférico al tiro de esquina. Liniers respondió cuatro minutos después con un tiro de Brunetti que estrelló el travesaño constituyéndose en una de las oportunidades más claras del partido. La etapa inicial se fue con la imagen de un Liniers mejor puesto en el campo que su adversario. Con más circulación de pelota.
En el segundo tiempo las acciones se equilibraron. En los primeros minutos el conjunto visitante apenas insinuó ser un poco más agresivo, pero careció de ideas claras. La jugada de mayor riesgo la generó Liniers: nació en los pies de Román Gnocchi al colocar un preciso centro para Juan Brunetti, que con un golpe de cabeza agigantó la figura de Nahuel Valiñas. Al rato, el entrenador visitante se la jugó en ofensiva y reemplazó a un volante centro por un delantero. En Liniers, enseguida ingresó Nilo Vigna por Brunetti para intentar tener más la pelota. Iban 25 minutos. Y cuatro más tarde, Ernesto Banegas sustituyó a Casais para frenar los embates de la visita. La media hora encontraba a los de Gerli en pleno ataque. Ya sus volantes controlaban la pelota y llegaban al área. En esos instantes Sproat envió un centro al área y el ingresado González definió en clara posición adelantada. Y sobre los 34, otro ingresado, Julián Del Corro no supo resolver una gran habilitación de Sergio Salomone. Fue la última arremetida en busca del empate. O al menos la más seria. Por lo realizado en el global, la visita mereció mejor suerte. De todos modos, no podemos objetar la legitimidad del triunfo de Liniers. Porque jugó bien. Porque tuvo organización de equipo, desde el fondo hasta la zona de definición. Porque en vez de pelear la pelota y correr la cancha sin orden, trató siempre de jugarla con los hombres mejor ubicados y más agrupados para encontrarse en el toque. Por todo esto, “La Topadora” continúa arrasando.
De todas maneras aquello es secundario. Liniers sólo piensa en sí mismo. Y en alcanzar la mejor puesta a punto de todos sus componentes. Sabido es que hace una semana se obtuvieron tres puntos vitales ante Defensores Unidos en un partido durísimo. La seguidilla continuó en Laferrere con otro cotejo no menos intenso que el anterior. Y hoy finalizó con otro sólido triunfo ante los de Gerli, evidenciando una entereza descomunal que, definitivamente, hace ilusionar a su gente. Que hace un largo tiempo han cambiado su semblante. No pueden ocultar su felicidad. Van a la cancha a ver un equipo que deleita. Y hoy no fue la excepción. Aunque también sufrió.
Desde el comienzo, el “Celeste” fue en busca del triunfo con su libreto ya conocido. A partir de la salida de su arco, todos los jugadores participan del circuito futbolístico: Silvio Fuentes organizando la salida clara y acompañando al ataque, buscando la sorpresa de su media distancia. El talento de Román Gnocchi para imponer la pausa en el momento justo y crear con el pase geométrico la jugada de gol. Las proyecciones de Daniel Casais y Luis Stansiola, por derecha e izquierda respectivamente, constituyendo sus zonas en plataformas de lanzamiento para los ataques. Hugo Palmerola desequilibrando con su habitual velocidad y gambeta. Y en el área, la infalible presencia de Juan Brunetti. Siempre rodeado de marcas, pero encontrando luz suficiente para dialogar con la red. Aunque esta vez fue su “socio” del gol el autor de la única conquista de la tarde: Román Gnocchi. Transcurrían diez minutos cuando Brunetti fue víctima de una infracción. En el tiro libre, Casais se encargó de la ejecución y el arquero Valiñas dio rebote. Enseguida apareció en escena Ariel Figueroa para rematar y exigir nuevamente al guardavallas, pero en última instancia Gnocchi colocó su botín zurdo para hacer tocar la pelota con los piolines. Los jugadores de la visita salieron con mucha vehemencia a tratar de lograr la igualdad. Tres minutos después del gol, a Leandro Rodríguez se le pasó por muy poco el balón en el área, tras un centro bien colocado por Matías Sproat. Y a los 21, nuevamente Rodríguez remató dentro del área haciendo lucir a Marcos Fernández que envió el esférico al tiro de esquina. Liniers respondió cuatro minutos después con un tiro de Brunetti que estrelló el travesaño constituyéndose en una de las oportunidades más claras del partido. La etapa inicial se fue con la imagen de un Liniers mejor puesto en el campo que su adversario. Con más circulación de pelota.
En el segundo tiempo las acciones se equilibraron. En los primeros minutos el conjunto visitante apenas insinuó ser un poco más agresivo, pero careció de ideas claras. La jugada de mayor riesgo la generó Liniers: nació en los pies de Román Gnocchi al colocar un preciso centro para Juan Brunetti, que con un golpe de cabeza agigantó la figura de Nahuel Valiñas. Al rato, el entrenador visitante se la jugó en ofensiva y reemplazó a un volante centro por un delantero. En Liniers, enseguida ingresó Nilo Vigna por Brunetti para intentar tener más la pelota. Iban 25 minutos. Y cuatro más tarde, Ernesto Banegas sustituyó a Casais para frenar los embates de la visita. La media hora encontraba a los de Gerli en pleno ataque. Ya sus volantes controlaban la pelota y llegaban al área. En esos instantes Sproat envió un centro al área y el ingresado González definió en clara posición adelantada. Y sobre los 34, otro ingresado, Julián Del Corro no supo resolver una gran habilitación de Sergio Salomone. Fue la última arremetida en busca del empate. O al menos la más seria. Por lo realizado en el global, la visita mereció mejor suerte. De todos modos, no podemos objetar la legitimidad del triunfo de Liniers. Porque jugó bien. Porque tuvo organización de equipo, desde el fondo hasta la zona de definición. Porque en vez de pelear la pelota y correr la cancha sin orden, trató siempre de jugarla con los hombres mejor ubicados y más agrupados para encontrarse en el toque. Por todo esto, “La Topadora” continúa arrasando.
Héctor Quatrida
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