Un partido inolvidable, con todos los condimentos necesarios que tiene el fútbol para satisfacer a cualquier espectador. Ganó Liniers por su contundencia, la misma que no tuvo tantas veces en que mereció triunfar y se quedó con las manos vacías. Lo perdió Central Ballester, tal vez sin merecerlo, porque tuvo sus momentos propicios para liquidarlo y no pudo, algunas veces por impericia de sus delanteros, otras por la nuevamente brillante actuación de Diego Tichelio en el arco celeste.
Cuando apenas habían transcurrido 7 minutos Ballester estaba dos goles arriba, Barraza y Arias autores, y poco después increíblemente se perdió el tercero en los pies de Valcat. Liniers no hacía pie, y las viejas sombras de la decepción empezaban a amenazar seriamente.
Pero el local prefirió cederle el campo a La Topadora, que tímidamente llegó. Palmerola con un cabezazo tuvo el descuento. En una nueva contra Barraza del Canalla elevó el remate final con el arco desguarnecido. Sin hacer demasiado, Liniers se encontró inesperadamente el descuento cuando Bustamante venció su propio arco, por remate de Brunetti. Esto sirvió de envión para el final de la etapa. Pili López exigió al arquero local y en el descuento igualó Casais con un zurdazo. Liniers llegaba poco, pero aprovechaba los errores defensivos de Ballester.
En el complemento salió el local revitalizado y en pocos minutos se sucedieron tres situaciones de gol, en un de ellas con magistral intervención de Tichelio. Nuevamente fue protagonista el arquero a los 11, pero el rebote fue aprovechado por Ponce para convertir el tercero canalla, ante una defensa estática y sin reacción. Otra vez las sombras del pasado parecían sobrevolar Villa Lynch.
Sin embargo, rápidamente (y con muy buen criterio) el árbitro Lepanto sanciona una infracción dentro del área sobre el delantero más influyente de Liniers, Hugo Palmerola, que el mismo se encarga de ejecutar para igualar en tres el partido.
Ya el encuentro pintaba espectacular y sin un destino predefinido. Estaba para cualquiera. Pero Liniers hizo pesar sus individualidades y mejor estado físico. El ingreso de Nilo Vigna comenzaba a ser sustancial y nuevamente el de Portillo, resultó letal. A los 36 el delantero recién ingresado hizo extremar al arquero Ríos y del rebote Palmerola convirtió el cuarto.
Quemó las naves Ballester con el ingreso de Falbo, pero ya no tenía la claridad y fortaleza de los primeros minutos y Liniers buscó asegurarse con la entrada de Virano. Poco después a los 39 otra vez Portillo protagonista de la acción previa y Luis Stansiola sentenciando con el quinto.
Quedó para el final un nuevo lucimiento de Tichelio y la expulsión (una vez más) de Damián Ponce por fuerte infracción a Palmerola.
Central Ballester tuvo por lo menos 10 situaciones de gol y convirtió 3, Liniers llegó en 7 oportunidades (penal incluído) y convirtió 5 goles. Allí, en la contundencia, radicó una de las explicaciones del resultado. Otras, como manifestábamos, el desgaste hecho por Ballester en los primeros minutos de cada tiempo y las individualidades que aparecen en momentos claves. Y tal vez la fundamental fue -una vez más- sobreponerse a la adversidad y aprovechar los momentos favorables. En el debe quedarán una vez más las desatenciones defensivas.
Las sombras se disciparon definitivamente. Liniers en esta nueva versión levanta partidos de atrás, son ya 7 los juegos sin perder y por ahora, favorecido por otros resultados, La Topadora está dentro de los 8 que van al Reducido.
Más que nunca, de aquí al final, Liniers depende de sí mismo.
Víctor Marinelli
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