Liniers se encuentra en el punto más alto de su producción. Una racha de 8 partidos invicto, habiendo ganado 4 de los últimos 5 cotejos, significó poder llegar a posiciones de clasificación, cuando fechas atrás la distancia con el noveno llegó a ser de 6 puntos.
Este repunte indudablemente está sustentado en un equipo que finalmente adquirió la personalidad que tanto le reclamábamos, al tiempo que logró ser ordenado y efectivo, dos características que le están permitiendo trepar en la tabla y afrontar con gran esperanza los próximos compromisos.
Se logró amalgamar distintos esfuerzos. Prácticamente no hay lucimientos personales, sino que todos aportan en beneficio del equipo, aún los que ingresan en el segundo tiempo (al margen que sea Hugo Palmerola quien culmine en la red la cuota-parte de los demás).
Los acertados cambios tácticos del cuerpo técnico (la ubicación de Casais y Stansiola, la línea de 3, cerrar los partidos en el momento adecuado) se mantuvieron en el tiempo y han dado los frutos que todo el grupo merecía, a diferencia de la primera etapa del torneo donde con la mejor buena intención se malgastaban las energías y no se veían los resultados.
Es un momento para disfrutar. Pero ante todo para no marearse, ser razonables y seguir con los pies sobre la tierra. Seguramente el tiempo de soñar llegará pronto. Por ahora, a pensar sólo en la clasificación.
Víctor Marinelli
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