Sobró contundencia y por fin se ganó con holgura. Es que Liniers, acostumbrado a marcar generosa cantidad de goles en anteriores temporadas, luego de 25 partidos pudo volver a festejar de a 3 (la última 3-0 a Paraguayo en el torneo anterior), pero por sobre todo terminó redondeando la imagen de un equipo al que le sobró paño, y esta vez con la virtud de traducir en la red su superioridad, al margen de no haber brillado por varios pasajes del partido.
Hubo un momento decisivo en el cotejo y fue a los 29 del complemento donde Osvaldo Ruggero decide cambiar. Hasta allí, Liniers había dominado pero con poca generación de situaciones frente al arco de Ratón. Hasta Lugano, sabiéndose inferior, se había animado y complicado en alguna oportunidad. Pero volviendo a los 29, cuando el partido hasta parecía tener destino de empate, el técnico celeste decide patear el tablero. Adelantó a Luis Stansiola y Daniel Casais (pedido a gritos que hace tiempo se le venía formulando), saliendo Silvio Fuentes e ingresando (y debutando) Sacha Reyes, armando una línea de 3 con Reyes-López-Banegas y un medio con Casais-Romero-Stansiola-Rodríguez. El resultado no se hizo esperar, un minuto después Luis Stansiola clavaba el primer gol con impecable derechazo y tras cartón, Nilo Vigna, un jugador de calidad, con muy buena técnica, dinámica y precisión para el arco, convertía de derecha el segundo tanto.
Inmediatamente el equipo tuvo algún retoque lógico, Ismael Rodríguez bajó a armar la línea de 4. No obstante, en un descuido defensivo descontó Carlos Torres. Hubo algún instante de incertidumbre, hasta algunos fantasmas conocidos aparecieron, pero rápidamente el equipo recompuso su imagen y fue por más. Otra vez Nilo Vigna, casi sobre el final, ahora cruzándola de zurda estampó un 3 a 1 inapelable. Javier Cermesoni se perdió el cuarto en el descuento.
Liniers terminó a toda orquesta, por primera vez en el torneo. Esta vez, el técnico supo cambiar a tiempo, y tuvo variantes: adelantó a Luis Stansiola (que juegue de marcador de punta es desaprovecharlo) y a Daniel Casais, y rápidamente se cosecharon los frutos. A ello se sumó la contundencia de Nilo Vigna y las apariciones de Juan Brunetti, que obligó siempre. Es más, los dos debutantes se entendieron muy bien por varios pasajes del primer tiempo. Al tiempo que Hugo Palmerola desequilibró siempre en cada arranque.
Una imagen final muy positiva, que alienta a pensar en un futuro promisorio.
Dos detalles para terminar: Lugano hace 10 partidos que no gana, pero no hizo mucho menos que otros equipos que vinieron a Villegas y se llevaron puntos; y quedó fehacientemente comprobado que Ruggero cuenta con varias cartas ganadoras, alguna de las cuales -aún teniéndolas a disposición- no siempre se animó a utilizar. Esta vez lo hizo y el resultado fue óptimo.
Víctor Marinelli
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