Algunas veces, en el boxeo, una mano salvadora puede declarar ganador a aquel que en casi toda la contienda pasó momentos de zozobra. Y que, con toda seguridad, iba abajo en las tarjetas. Tratamos de hacer una analogía con el partido que disputaron Deportivo Riestra y Liniers, en cancha del primero. Porque los de Pompeya, fueron superados en gran parte del encuentro por el Celeste, aunque, quedarán en el haber tres puntos fundamentales para los dirigidos por Cassinerio. La realidad indica que el funcionamiento mostrado por el conjunto local fue inferior al del equipo de Villegas. Y no porque los Celestes hayan sido un derroche de virtudes. Tampoco fue tan así. Pero a la hora de pararse en la cancha, de manejar y distribuir el balón, los de Ruggero fueron mejores.
La primera mitad fue bastante aburrida. Faltaron ideas y sobraron imprecisiones. Aunque el Celeste fue un poco más. No se podía hablar de merecimientos, cuando a los 13 Riestra se puso en ventaja a través de Giachello. Liniers asumió el protagonismo y fue en busca de la igualdad. Si bien, solo generó peligro tras una acción individual de Bareiro dentro del área que finalizó en un tiro de esquina, el Celeste hizo méritos para irse al descanso por lo menos con una igualdad, ante un equipo que, prácticamente, no pisó el área penal.
En la segunda parte, Liniers salió decidido a liquidar a su rival. Presionó en todos los sectores de la cancha y Riestra sintió el impacto. Sólo atinó a resistir los embates de La Topadora. A los 12, una jugada preparada de Fuentes para Stansiola, finalizó con un remate de éste último que pasó rozando uno de los palos. Tres minutos más tarde, un potente disparo de Fuentes de 20 metros fue rechazado por Ferlauto con el hombro, tras un pique defectuoso. Hasta que a los 28 llegó la igualdad: Bareiro entró al área por el sector derecho del ataque y sacó un recio remate que dió en el travesaño. En el rebote, apareció Javier Cermesoni para poner algo de justicia en el resultado. Inmediatamente, el autor del empate estuvo a punto de convertir por segunda vez: Stansiola envió un centro desde la izquierda, Cermesoni, a pesar del esfuerzo, no pudo conectar y el balón pasó muy cerca de la línea de gol. Liniers lo tenía contra las cuerdas. A esa altura, el empate le significaba poco. Pero, sorpresivamente, a los 32 llegó el golpe de nocaut: un tiro libre desde el sector derecho del ataque de Riestra, no parecía llevar peligro al arco defendido por Marcos Fernández. Sin embargo, Cortés, de zurda, tiró un centro que nadie alcanzó a peinar y la pelota ingresó pegada al segundo palo. Sorpresa en Pompeya, ante la mirada atónita de todos los presentes. Aunque Liniers intentó levantarse y Cermesoni tuvo la chance de igualar de cabeza, la suerte ya estaba echada.
La primera mitad fue bastante aburrida. Faltaron ideas y sobraron imprecisiones. Aunque el Celeste fue un poco más. No se podía hablar de merecimientos, cuando a los 13 Riestra se puso en ventaja a través de Giachello. Liniers asumió el protagonismo y fue en busca de la igualdad. Si bien, solo generó peligro tras una acción individual de Bareiro dentro del área que finalizó en un tiro de esquina, el Celeste hizo méritos para irse al descanso por lo menos con una igualdad, ante un equipo que, prácticamente, no pisó el área penal.
En la segunda parte, Liniers salió decidido a liquidar a su rival. Presionó en todos los sectores de la cancha y Riestra sintió el impacto. Sólo atinó a resistir los embates de La Topadora. A los 12, una jugada preparada de Fuentes para Stansiola, finalizó con un remate de éste último que pasó rozando uno de los palos. Tres minutos más tarde, un potente disparo de Fuentes de 20 metros fue rechazado por Ferlauto con el hombro, tras un pique defectuoso. Hasta que a los 28 llegó la igualdad: Bareiro entró al área por el sector derecho del ataque y sacó un recio remate que dió en el travesaño. En el rebote, apareció Javier Cermesoni para poner algo de justicia en el resultado. Inmediatamente, el autor del empate estuvo a punto de convertir por segunda vez: Stansiola envió un centro desde la izquierda, Cermesoni, a pesar del esfuerzo, no pudo conectar y el balón pasó muy cerca de la línea de gol. Liniers lo tenía contra las cuerdas. A esa altura, el empate le significaba poco. Pero, sorpresivamente, a los 32 llegó el golpe de nocaut: un tiro libre desde el sector derecho del ataque de Riestra, no parecía llevar peligro al arco defendido por Marcos Fernández. Sin embargo, Cortés, de zurda, tiró un centro que nadie alcanzó a peinar y la pelota ingresó pegada al segundo palo. Sorpresa en Pompeya, ante la mirada atónita de todos los presentes. Aunque Liniers intentó levantarse y Cermesoni tuvo la chance de igualar de cabeza, la suerte ya estaba echada.
Liniers mereció más. Lo estaba superando por puntos. Finalmente, Riestra lo ganó por nocaut.
Héctor Quatrida
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