La película la venimos viendo desde el comienzo del torneo. Excepció hecha del partido frente a Ferro Carril Urquiza, en la mayoría de los otros 7 partidos tuvieron a Liniers como protagonista. Con juego atildado, buenas combinaciones, llegadas al arco rival, aplausos desbordantes, pero poca eficacia en la red y pagando muy caro cualquier descuido en el arco propio. Genera el doble o triple de situaciones que el rival, pero en la red la situación es a la inversa: El que menos llega convierte más.
Deportivo Riestra conserva del equipo que tan buena campaña hiciera la última temporada la solidez defensiva. Poco más. No tiene mayores aspiraciones para este campeonato. Liniers, que de entrada pudo desnivelar, en la primer llegada rival sufrió en arco propio a través de Giachello, al aprovechar un rebote corto de Marcos Fernández ante un remate bajo de Soto. El dominio posterior, casi abrumador, de Liniers no tuvo efecto en el arco rival. Luis Stansiola en avanzada fue el que llevó adelante las mejores situaciones. Javier Cermesoni con una actuación estupenda, buscó una y otra vez, pivoteó, generó espacios, poco aprovechados. Ariel Bareiro, por derecha, también desnivelaba y sufría las consecuencias del juego brusco albinegro. En el complemento se esperaba el ingreso de Rafael Lima por un Darío Fernández que sigue en deuda, o alguna variante táctica como podría ser el adelantamiento de Stansiola y/o de Casais. Nada de eso ocurrió. La tónica del partido en nada cambió. Riestra que parecía quedarse sin piernas al finalizar el período inicial, con los cambios ganó aire en el medio. Liniers dominando hasta tres cuartos de cancha, pero diluyéndose en las instancias finales o chocando con Ferlauto, hombre fundamental en Riestra. Cuando Ruggero se aprestaba a realizar el primer cambio llegó el empate de Cermesoni, tras un violento remate de Bareiro que rebotó en el palo. Tras cartón pudo llegar el desnivel, y sobre la línea no llegó a empujarla Cermesoni. Todo parecía indicar que Liniers se adueñaba del partido, pero un tiro libre de Cortés descolocó a Fernández y fue el 2 a 1. Poco después otra vez Cermesoni de cabeza se perdió el empate, ante un rival que no varió su postura durante todo el partido y terminó llevándose el triunfo. Liniers se desordenó, ingresó Montenegro que no llegó a encontrar su posición y sobre el final fue expulsado Bareiro (incomprensiblemente jugando por izquierda), en decisión totalmente apresurada de un árbitro impresentable como Pablo Giménez.
Liniers esta vez no mereció perder, como mereció ganar en tardes de empates. Es en un equipo joven, con jugadores de buen nivel técnico, pero que le falta eficacia en la red adversaria para concretar todo lo bueno que produce.
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